Cierto que, como apuntan otros investigadores, también podría tratarse de una adaptación motivada por la menor disponibilidad de alimento o porque las potenciales presas se han vuelto más pequeñas. Pero no parece el caso, ya que el estudio también ha constatado que el tamaño de las alas de las avispas está disminuyendo más rápidamente que el del resto del cuerpo, lo que apunta a que las avispas pueden estar perdiendo capacidad de vuelo y ser menos ágiles y rápidas. Mal negocio si de lo que se trata es de cazar… y buenas noticias para los paranoicos del principio.