El eclipse que cambió la historia del universo

SOCIEDAD

Eclipse solar.
Eclipse solar. CARLOS DE SAÁ | EFE

Cuando la Luna ocultó al Sol el 29 de mayo de 1919 se confirmó una de las teorías más importantes de todos los tiempos

26 may 2019 . Actualizado a las 17:21 h.

En ciencia una buena teoría es solo una hipótesis si no se puede demostrar de forma experimental. Tras formular la Relatividad General, Einstein debía probarla.La comunidad científica jamás aceptaría que la gravedad curva el espacio sin pruebas. Corría la segunda década del siglo XX y la inspiración le cogió trabajando, como de costumbre. Una de las predicciones que contemplaba su tesis era la desviación de la luz en un campo gravitacional. Pensó entonces que el Sol sería lo suficientemente grande como para deformar un rayo de luz. «La idea era mirar la posición de las estrellas cuya luz pasa cerca del Sol y compararla con la posición cuando el astro no está por medio. Ya que hay que distinguirlas cuando están muy cerca de la estrella, el experimento debería realizarse mediante un eclipse solar, cuando son visibles las estrellas de fondo», explica Jose Fernández Barbón, investigador del Instituto de Física Teórica del CSIC.

Einstein revisó al calendario y comprobó que tendría lugar un eclipse solar en agosto de 1914, que sería total en Crimea. Lanzó una misiva a los astrónomos de todo el mundo para que le ayudasen a confirmar su predicción. Acudió un físico alemán, Erwin Finlay-Freundlich, que accedió a viajar Rusia. En plena expedición estalló la Primera Guerra Mundial y las tropas rusas arrestaron a Freundlich antes de que pudiese tomar las fotografías. «Aquí hay una historia interesante. La primera vez que Einstein calculó la curvatura de la luz lo hizo en una versión preliminar en el 1911 y estaba mal. Si Freundlich hubiera conseguido la medida, la predicción hubiera sido incorrecta», comenta Barbón. Después de corregir los cálculos y presentar desde Alemania su trabajo en noviembre de 1915, la teoría tenía pendiente superar la prueba del eclipse. El mundo estaba en guerra y no parecía un buen momento para otra expedición científica.

El papel de Eddington

La respuesta llegó desde el lugar más inesperado, Inglaterra, una potencia enemiga en ese momento. Aunque el objetivo de los británicos no era precisamente el de colaborar. Einstein, un alemán, quería destronar al científico inglés más importante de la historia, Isaac Newton. La Royal Society le encomendó a Arthur Eddington, el astrónomo real del observatorio de Greenwich, la tarea de preservar la gloria de Newton, desmintiendo la Relatividad. Sin embargo, cuando Eddington leyó el trabajo de Einstein enseguida reconoció la relevancia de lo que tenía entre sus manos. La simpatía por el alemán aumentó después de enterarse de que había escrito un manifiesto en contra de la guerra. «Eddington era cuáquero y, por tanto, habría aceptado ir a la cárcel antes que al frente. Sus ideas pacifistas estaban mucho más cerca de las de Einstein», asegura Javier Mas, profesor de Fisica Teórica de la Universidad de Santiago.

Eddington viajó a isla Príncipe, al oeste de África, para fotografía el eclipse total de Sol que se produciría el 29 de mayo de 1919, hace un justo un siglo. «Durante la expedición, que duró unos meses, la prensa se hizo eco y alimentó el morbo. La propia puesta en escena era propicia, con una expedición a un país exótico para mirar a un eclipse. Todo ello hizo crecer la expectación, a la vez que la figura mediática de Einstein, cuyo artículo se paraba la gente a leer sobre escaparates como el de Harrods», recuerda Mas.

El día del eclipse el cielo amaneció cubierto. Eddington se puso nervioso. Pero justo en el instante de la ocultación, las nubes permitieron presenciar el fenómeno. Sacó todas las fotografías que pudo. Después regresó a Inglaterra para hacer públicos los resultados y confirmar que Einstein estaba en lo cierto. No solo midió la deformación de la luz de las estrellas sino que la desviación era justo la cifra que había predicho el alemán. Al día siguiente la Relatividad protagonizó todas las portadas de la prensa mundial. La ciencia se había impuesto a la política. «Hubo que esperar a finales de año para que la Royal Society admitiera con toda la pompa que los datos corroboran la nueva teoría», confiesa Mas. «Fue bestial, porque se trataba de una predicción y la clavó. No es una teoría cualquiera sino la descripción más fundamental que tenemos de la estructura del espacio y el tiempo.Esto convirtió además a Einstein en una celebridad. Desde Darwin no se había visto nada igual en términos de fama mediática de un científico», sostiene Barbón.

La Relatividad General, que nunca fue premiada con el Nobel, contenía otras predicciones que se han ido demostrando con los años. En el 2016 se detectaron las ondas gravitacionales y hace unas semanas se fotografió en el centro de nuestra galaxia un agujero negro, el objeto que apareció por primera vez en la historia en las ecuaciones creadas por Einstein.