Un incendio devora la catedral de Notre Dame, símbolo de París y del gótico

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Sobre las cuatro de la madrugada, los bomberos controlaron el fuego, que fue extinguido en su totalidad sobre las diez de la mañana de este martes. Las llamas devoraron la aguja central del templo, todo su techo y parte de la bóveda, pero su estructura se salvó. Macron estima que la catedral podría estar restaurada en cinco años

18 abr 2019 . Actualizado a las 20:07 h.

El terrible incendio que ha devastado la catedral de Notre Dame en París fue completamente extinguido a las diez de la mañana de este martes tras más de 15 horas de trabajo, una noche larga e infernal en la que las llamas devoraron la aguja central del templo, todo su techo y parte de su bóveda. Consiguió salvarse, finalmente, su estructura, los tres rosetones, el órgano y algunas otras obras de arte como la corona de espinas de Jesús. Las autoridades francesas mantienen, de momento, que el origen del fuego fue accidental, mientras los investigadores interrogan ya a los testigos para arrojar luz sobre los hechos. «Nada por ahora va en la línea de un acto voluntario», destacó en declaraciones a la prensa el fiscal de París, Rémi Heitz, responsable de las pesquisas.

«Durante toda la noche, los trabajos se centraron en controlar las llamas residuales y en intentar preservar los dos campanarios para asegurar de que las torres no se derrumbasen», explicó al diario Le Figaro el portavoz de los bomberos Gabriel Plus. Añadió, además, que los efectivos estuvieron luchando durante horas contra las llamas en un incendio que se extendió rápidamente en los primeros momentos por «una zona de mil metros cuadrados de extensión». 

Dos agentes de la Policía y un bombero resultaron heridos leves en el transcurso de las labores de extinción, informó la brigada parisina tras confirmar que la estructura de la catedral se había salvado y que las principales obras de arte habían sido protegidas «gracias a la acción combinada de diferentes servicios del Estado». 

@PompiersParis

El presidente francés, Emmanuel Macron, avanzó temprano este martes su intención de «reconstruir Notre Dame todos juntos» en una declaración en la que, además de anunciar una colecta oficial en Francia y el extranjero, alabó la labor de los profesionales: gracias a ellos, dijo, «se ha evitado lo peor», pero «la batalla todavía no ha terminado». «Las próximas horas serán difíciles, pero gracias a su coraje (de los bomberos) la fachada y las dos torres principales no se llegaron a caer», advirtió.

No se habían apagado aún las cenizas del incendio en Notre Dame y una lluvia de promesas de financiación, tanto de instituciones como de las mayores fortunas del país, ya trataba de paliar la conmoción. Las propuestas llegaron sin pausa: la familia de Bernard Arnault, la mayor fortuna de Francia y propietaria del grupo del lujo LVMH, anunció a través de un comunicado que realizaría «una donación de 200 millones de euros al fondo dedicado a la reconstrucción de esta obra arquitectónica, que forma parte de la Historia de Francia»; François-Henri Pinault, otro de los grandes bolsillos de Francia, se había comprometido horas antes a aportar cien millones a través de su sociedad de inversiones Artemis;  la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, se comprometió a que la institución que dirige contribuya con unos 50 millones de euros para los trabajos; y la presidenta de la región parisina, Valérie Pécresse, garantizó asimismo una donación de diez millones de euros.

Cinco años para restaurar la catedral

Recuperar el templo será un proceso arduo, caro y lento. Hay opiniones para todos los gustos. Frédéric Létoffé, uno de los dos presidentes del Grupo de Empresas de Restauración de Monumentos Históricos (GMH), colectivo en el que está incluida la empresa que gestionaba la renovación de la aguja, estimó este martes por la tarde que se extenderá entre diez y 15 años y supondrá cientos de millones de euros. Con esta previsión, el experto consideraba «poco realistas» las palabras del Jack Lang, exministro de Cultura, quien había valorado previamente que sería posible reconstruir Notre Dame en unos tres años. Sin embargo, poco después, Macron arrojó un nuevo cálculo: el presidente francés aseguró en una breve intervención ante los medios que la catedral podría estar lista en cinco años. 

El momento más crítico

A las 21 horas del lunes las cosas se pusieron feas en la isla de Ciudad. Con la aguja ya hundida, el fuego avanzaba por la estructura de vigas que sostenía el tejado, amenazando la Torre Norte. Fue el momento más crítico de la noche. «No descartamos el derrumbe de la estructura de la catedral», llegó a asegurar pesimista Jean-Claude Gallet, portavoz del cuerpo de bomberos. «No es seguro que se pueda salvar Notre Dame», declaraba, por su parte, el secretario de Estado de Interior, Laurent Nunez.

Una hora más tarde, los bomberos volvían a evaluar la situación: el fuego había disminuido su intensidad y que la estructura de la catedral estaba «a salvo y preservada de la destrucción total». El Gobierno francés confirmaba que el incendio había entrado «en fase de enfriamiento». Pasada la media noche, Macron aseguraba que lo peor ya había pasado. 

Vigilia cerca de Notre Dame

Cientos de parisinos se congregaron durante toda la noche para rezar en las calles aledañas a la catedral de Notre Dame, conmocionados por la tragedia de un incendio que devoró todo un símbolo de Francia. Con sus cánticos no querían otra cosa que apoyar a los bomberos.

¿Por qué no se recurrió a aviones con agua?

Donald Trump fue este lunes uno de los primeros en enviar un mensaje a Francia. En él, además de lamentar lo sucedido, el presidente estadounidense planteaba la posibilidad de utilizar aviones cisterna para sofocar las llamas. Su sugerencia desató, sin embargo, una pequeña polémica. Tal y como se apresuró a explicar el diario francés Le Monde, en casos como estos no es recomendable usar aviones contraincendios, ya que, al dispensar grandes toneladas de agua a alta velocidad, podría causar daños a las personas que se encuentren cerca de la catedral. Ese tipo de intervención podría, además, destruir parte de la estructura de la catedral.

Confirmó este argumento poco después la Dirección General de Seguridad Civil de Francia: «Se están usando todos los medios a excepción de hidroaviones». Extinguir las llamas dejando caer agua sobre ellas no era una opción, ya que podría colapsar toda la estructura del edificio. «Es un fuego muy difícil», valoraron los bomberos que trabajaban en él. 

13 millones de visitantes al año

Notre Dame es uno de los edificios más emblemáticos de París y el monumento más concurrido de Francia, con 13 millones de visitantes al año. Símbolo de la historia del país en momentos clave, comenzó a construirse en el año 1163 y fue culminado en 1345. Durante un tiempo, fue el edificio cristiano más grande del mundo occidental y símbolo de la riqueza y de la potencia de la capital. A pocos metros de su fachada se encuentra el kilómetro cero de la red de carreteras radiales de Francia.

Según los estudios arqueológicos realizados, se encuentra ubicada en el mismo lugar donde anteriormente hubo al menos cuatro edificios religiosos diferentes: una iglesia paleocristiana del siglo IV, una basílica de la época merovingia, una catedral de la carolingia y otra románica que se fue destruyendo conforme se levantaba la actual gótica. 

Su historia ha estado estrechamente asociada a la de la ciudad y a la de toda Francia, con algunos momentos que han dejado huella. En 1793, en una de las fases de mayor anticlericalismo de la Revolución Francesa fue transformada en Templo de la Razón. Años más tarde, fue el lugar escogido por Napoleón para su coronación en diciembre de 1804 como emperador La catedral fue también el escenario de las celebraciones de la liberación de París de los nazis, con un oficio religioso el 26 de agosto de 1944 al que asistió el general Charles de Gaulle, después de descender por los Campos Elíseos entre cientos de miles de personas. También allí se oficiaron funerales nacionales para personalidades políticas como Charles de Gaulle y los también presidentes Georges Pompidou y François Mitterrand.

Actualmente se estaban realizando obras de restauración, con un coste estimado de 6 millones de euros, que debían prolongarse hasta el 2022 y que necesitaron de la instalación de unos enormes andamios que llegaban a cien metros de altura.