Champán: la guía definitiva para Navidad

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KENZO TRIBOUILLARD | Afp

Para acompañar un buen queso, como regalo para ese familiar refinado o para brindar a la hora de los turrones. El champán es un elemento indispensable en cualquier mesa navideña que se precie, pero no todo el mundo lo trata como se merece. Ahí van unos consejos para disfrutar de un buen espumoso

03 dic 2018 . Actualizado a las 08:11 h.

Los más fiesteros no conciben estas fechas sin un buen brindis y los más supersticiosos esperan con ansia el momento de beber una copa de espumoso con algo de oro dentro. Por si les da buena suerte. Desde luego, las Navidades son fechas llenas de tradición y a los turrones, los regalos y las grandes comilonas siempre les acompaña un buen champán. Puede que lleves media vida bebiendo espumosos en Nochebuena, pero ¿sabes cuál es la forma correcta de escogerlo y de servirlo? Te contamos todo lo que tienes que saber para que este año celebres la Navidad brindando, pero bien.

Algunos Consejos

Muchas son las cosas que hacemos mal a la hora de servir la bebida por excelencia de estas fechas. La primera, nada más nombrarlo. Solemos llamar champán a todo líquido burbujeante que servimos en copa alta, pero en realidad el nombre genérico es vino espumoso. Ahora bien, en función de donde hayan sido producidos, a cada uno se le conoce por el nombre de su denominación de origen: prosecco -de Italia-, cava -de algunas comarcas españolas-, champán -producido en Francia-… Existen infinitas variedades de espumosos e incluso en Galicia tenemos una veintena de ellos con denominación en Valdeorras, Rías Baixas y Ribeiro.

Otro peligroso error que cometemos con el champán y similares surge a la hora de descorchar la botella. En casa, abrir los espumosos como si hubiésemos ganado un campeonato mundial no es lo más adecuado. Hacer que el corcho salga disparado no solo pone en riesgo las figuritas de la abuela, sino que además hace que se pierda demasiado gas en el proceso y que derramemos una parte de nuestro espumoso.

Elegir un buen vino también tiene su truco. Hay muchos tipos en función de su dulzor, su maduración, el tipo de uva con la que hayan sido elaborados y el proceso utilizado para gasificarlos. Para ayudarnos con la decisión, la sumiller del restaurante La Molinera en Lalín, Ana López, nos da un par de recomendaciones. «Por norma general, un vino espumoso ácido nos acompañará mejor durante la comida y uno más dulce puede resultar más apropiado para disfrutar durante los postres». Asegura que la hora de los turrones es también el mejor momento para servir un espumoso de maduración larga, que requiere de un ritmo más pausado para ser consumido. La sumiller nos recomienda dejar los vinos jóvenes para los entrantes: «Un blanc de blancs (elaborado únicamente con uva chardonnay) joven va muy bien con un buen queso, por ejemplo».

Hubo un tiempo en el que las burbujas de los espumosos no eran tan amadas como lo son ahora. En los siglos XIV y XV, su presencia era vista como un error de fermentación y hasta los médicos desaconsejaban su consumo. No fue hasta el siglo XVII, gracias a Don Pierre Pérignon, cuando los espumosos empezaron a ser más apreciados y comenzaron a elaborarse de forma regular.

Experimento fallido

Este monje benedictino dedicó su vida a la viticultura. Su obsesión era poder elaborar vino blanco a partir de uvas tintas como la Pinot Noir, con las que experimentaba de todas las formas posibles. Un día, una de las cubetas donde el vino estaba fermentando explotó. Don Pérignon, que se atrevió a probar los restos de su experimento fallido, descubrió las maravillas de aquella bebida y, según cuenta la leyenda, exclamó: «¡Venid, hermanos! ¡Estoy probando las estrellas!».

A partir de entonces, el monje se centró en repetir aquel efecto que tanto le había gustado y en perfeccionar el proceso de elaboración que, por haberse desarrollado en la Champaña francesa, acabó denominándose champanoise. Es el método que aún se utiliza a día de hoy para elaborar gran parte de los espumosos del mundo, incluidos el champán y el cava español.