«Deja, mejor me lo llevo sin bolsa»

m. o. / l. r. / p. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

XOAN CARLOS GIL

Los gallegos prescinden del plástico en las primeras jornadas de pago obligatorio

03 jul 2018 . Actualizado a las 09:46 h.

«¿Me cobras la bolsa si me llevo solo esto?», pregunta una mujer en la cola de un supermercado de Arteixo en el momento de pagar un paquete de azúcar en caja. La cajera asiente con la cabeza. «Ah, pues nada, me lo llevo así». En general, la primera jornada de pago obligatorio de bolsas de plástico en Galicia se desarrolló con normalidad, nada que ver con los incidentes que se produjeron en Australia, donde los empleados de varias cadenas de supermercados fueron agredidos por los clientes y estos tiraron la compra por el suelo antes de abandonar el establecimiento. «Aquí todo fue muy normal -explica una cajera del Gadis de A Coruña- lo único diferente es que la gente nos preguntó más, y no será porque no llevamos tiempo informando... Pero aún así, llegaban a caja y muchos decían '¿lo de las bolsas ya empieza hoy?'».

Las bolsas de plástico se cobran de forma obligatoria desde el pasado domingo, día en que entró en vigencia el real decreto aprobado el 18 de mayo. El objetivo es prohibirlas de forma definitiva en el 2021. El precio depende del tipo de bolsa y oscila entre los 3 y los 15 céntimos de euro, y el objetivo principal es desincentivar su consumo, de cara a la futura prohibición total.

Aunque es pronto para evaluar el alcance de la medida, en Galicia parece que el objetivo va a cumplirse, ya que las cadenas que comenzaron a cobrar el domingo las bolsas reconocen que un alto porcentaje de clientes se trajo las suyas de casa o, al menos, declinó utilizar las de pago. «Creo que la medida ha dado resultado, porque muchísima gente trajo sus bolsas de casa para reutilizarlas. Los que las pidieron intentaron que fuesen las menos posibles, y cuando era una cosa pequeña ya directamente se lo llevaban sin ella», cuenta la trabajadora. En el aparcamiento, los compradores se acercan al coche cargados con la compra en carritos propios, bolsas de rafia o, incluso, en la mano. «Yo no me acordaba que era hoy el día -explica un cliente que se acerca con varias cosas en la mano- , pero como llevo poco decidí no cogerla. Me niego a pagar un céntimo más por nada, mañana ya me traigo una de casa».

Mucho ha cambiado la mentalidad de comerciantes y consumidores en los últimos meses. La mayoría de las grandes superficies comerciales y de los supermercados de Galicia llevan años cobrando las bolsas de plástico, por lo que sus clientes están habituados a reutilizarlas o a pagar por ellas, pero era una incógnita saber cómo iba a reaccionar la gente cuando el pequeño comercio se viese obligado a adoptar una medida similar. A principios de febrero, José Timiraos Pena, propietario de la frutería Eva, de Viveiro, confesaba que le iba a dar «apuro» cobrar cinco céntimos por una bolsa «a quen leva catro peras». Ayer, un día después de la entrada en vigor de la norma que grava con hasta 30 céntimos estos envases contaminantes, el empresario viveirense se mostraba muy tranquilo. «A cuestión leva rodando un tempo, e o que agora non o sabe é que non abriu un periódico ou non acendeu a tele», explicó, antes de comentar que una de las anécdotas del día la protagonizó una clienta habitual que pasó junio «entrenando». «Levaba todo o mes traendo a súa bolsa da casa para levar a froita, e hoxe pola mañá [por ayer], que era cando llas tiñas que empezar a cobrar, ao entrar pola porta xa se riu porque se deu conta de que non a trouxera», señaló. En panaderías, farmacias, mercerías, ultramarinos y demás tiendas de barrio de A Mariña, la experiencia es similar, y ahora, cuando una persona se dispone a recoger la mercancía que acaba de comprar, la pregunta es: «¿Traes bolsa?». «No sé a que viene tanto rebumbio, porque antes de que hubiese tanta bolsa de plástico ya las usábamos de tela», remató una octogenaria.

PEPA LOSADA

Los vigueses coinciden en que cobrar las bolsas de plástico es una medida necesaria y útil, pero debaten sobre los precios que tienen que pagar. A la salida del Gadis María Jesús Hernández no se acordaba de que las bolsas dejaban de ser gratis. Para ella fue una sorpresa los 5 céntimos que tuvo que pagar por cada una. «Las veo caras», decía aún con la compra en las bolsas. Justo después salía por la misma puerta Jesús Barreiro, al que el precio le parece «una burrada porque alguien se va a hacer de oro». Sin embargo cree que no deberían existir. Para David Rodríguez, que siempre va al supermercado con una bolsa de papel y evita usar el plástico en sus compras, el precio es barato. Recuerda que en otros países ya las cobran hace tiempo, e incluso obligan a usar las de tela. A esta idea también se suma Fernando Martínez, que opina que si se paga por algo no debería tener publicidad.