El fin de las bolsas de plástico gratuitas

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Atlas

A partir de hoy cualquier establecimiento deberá cobrar entre 5 y 15 céntimos por cada una que distribuya, salvo las que se emplean para envolver alimentos a granel

01 jul 2018 . Actualizado a las 18:00 h.

No costarán un euro, tal y como le hubiera gustado a la eurodiputada sueca Margrete Aucker, la artífice de la directiva europea aprobada hace algo más de tres años, pero a partir de hoy cualquier establecimiento de venta al público deberá cobrar a sus clientes entre 5 y 15 céntimos por cada bolsa de plástico de un solo uso. Buena parte de los supermercados ya aplican la medida de forma voluntaria desde hace años, salvo Gadis y Froiz en Galicia, pero a partir de ahora la medida se extenderá a todos los locales que distribuyan bolsas ligeras, de entre 15 y 50 micras, desde una farmacia a una ferretería pasando por la tienda de la esquina. Supermercados como Gadis ofrecieron estos días a sus clientes bolsas reutilizables sin costo alguno.

¿Cuanto costarán?

El precio de entre 5 y 15 céntimos es una recomendación del decreto del Gobierno aprobado en mayo, aunque en realidad no existe un límite. Los precios mínimos varían entre 5, 10 o 15 céntimos en función del espesor y de si son o no biodegradables.

¿Me cobrarán por las bolsas de envolver las frutas o verduras?

No. La normativa establece excepciones. Seguirán siendo gratuitas las muy ligeras, de un grosor inferior a 15 micras, que son los que se utilizan para envolver alimentos a granel como frutas, verduras, carne o pescado, o que se emplean por razones higiénicas. Si su uso es otro, habrá que pagar por ellas. También se permitirán las bolsas más gruesas, ya que permiten una mejor reutilización, y las compostables, que se degradan más fácilmente.

¿Qué otras medidas incluye el decreto?

El decreto aprobado por el Gobierno, que entra hoy en vigor con casi un año de retraso, incluye otras medidas que no son de aplicación inmediata. Así, a partir del 2020 las bolsas gruesas deben contener al menos un 50 % de plástico reciclado y se prohíben las fragmentables, también conocidas como oxodegradables, que contienen aditivos y que, una vez desechadas, se transforman en microfragmentos que se liberan al medio ambiente. «Generan microplásticos que son muy difícil de eliminar y que suponen un peligro para la naturaleza», explica Alba García, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace.

¿Se prohibirán las bolsas de plástico de un solo uso?

Sí. La venta de bolsas de plástico ligeras (de 15 a 50 micras) se prohibirán a partir del 2021, al igual que las muy ligeras (menos de 15 micras), siempre y cuando estén compuestas al 100 % de plástico. En el segundo caso sí se seguirá permitiendo su uso si es con fines higiénicos o para envolver productos a granel. Y también se repartirán de forma gratuita, pero solo si son compostables.

¿Son suficientes estas medidas?

No. Al menos para la alianza de asociaciones ambientales y de consumidores que han tachado de poco ambicioso el decreto del Gobierno. El problema, a su juicio, tiene la suficiente magnitud como para haber aplicado acciones de mayor impacto: cada año, hasta 12 millones de toneladas de este material llegan a los mares y océanos y afectan a más de 550 especies. En España se generan cerca de 70.000 toneladas anuales, lo que equivale a unas 6.700 millones unidades. «La normativa podría haber ido mucho más allá y eliminar directamente todo tipo de bolsas de plásticos de un solo uso o favorecer su reutilización», destaca Alba García, de Greenpeace. La alianza, que ha hecho un llamamiento a los ciudadanos y a los establecimientos comerciales para que proporcionen y usen recipientes reutilizables, considera que las acciones incluidas en la norma son insuficiente para «frenar de forma efectiva un problema que ahoga nuestros mares».

¿Las compostables son realmente ecológicas?

No del todo, porque también pueden contener plástico y solo se degradan bajo condiciones industriales y de laboratorio muy concretas. Por lo tanto, si llegan a la naturaleza continuarán siendo un problema.

¿Existen en el mercado alternativas respetuosas?

En el mercado ya existen plásticos biodegradables de origen vegetal, o incluso animal, pero que tienen muy poco uso. Lo primero, porque son muy caros y, lo segundo, porque se rompen fácilmente, ya que sus propiedades mecánicas son peores que las del polietileno. «Todas estas desventajas hacen que gusten menos al usuario final, que no queremos pagar más, o que se nos rompan las bolsas antes de llegar a casa», explica el químico del Ciqus de la Universidade de Santiago Massimo Lazzari, miembro del grupo de materiales MAT2. 

¿El reciclaje es una alternativa válida?

Todos los plásticos, incluido el polietileno de las bolsas, se pueden reciclar. El problema es que el producto final cuesta más que el virgen y sus propiedades y características empeoran. En España, de hecho, solo se recicla en torno al 10 % de este material. «El polietileno -constata Lazzari- no se podría volver a usar para fabricar otras bolsas, pero sí, por ejemplo, para producir baldosas, al contrario que ocurre con el PET de las botellas, que sí se puede reciclar muy bien para producir otras o para el típico tejido usado en la mayoría de los jerséis y ropa técnica».

¿Cuánto tiempo tarda en degradarse una bolsa?

«En realidad ni se sabe, ya que los primeros plásticos que se tiraron en los vertederos todavía están allí, sin degradarse. Se podría decir que, por lo menos 50 años, aunque en realidad, probablemente, siglos o incluso miles de años», contesta Massimo Lazzari. Y lo peor es que las unidades de un solo uso solo se utilizan durante 10 o 15 minutos.

¿Cuál es la mejor opción para el medio ambiente?

Volver a lo de antes. Ir al súper con una bolsa de tela -cada vez se ven más- utilizar una de papel, como ya ofrecen algunos supermercados, o con una multiusos de algodón.

¿La normativa afecta a los fabricantes?

Sí, además de prohibirles confeccionar bolsas ligeras oxodegradables con espesor menor a 50 micras, los productores deberán aplicar un nuevo sistema de marcaje que servirá para identificar cada modelo de bolsa y ofrecer instrucciones sobre su reciclaje.