La cuestión de fondo

Carla Reyes TRIBUNA

SOCIEDAD

15 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La sentencia del Tribunal de Justicia de la UE no aborda, en el asunto de Samira Achbita, una cuestión de género. En todo caso no de manera directa. La Corte no resuelve bajo un prisma de igualdad entre sexos, lo hace en función de los derechos de libertad de empresa y de religión, ambos reconocidos por la Carta Europea.

El hecho de que la protagonista del asunto sea una mujer es, en este caso, circunstancial. Pero lo cierto es que no es casualidad que sean las mujeres musulmanas las que protagonicen regularmente estas polémicas jurídicas. Son ellas las que deben cubrir su rostro, su cabello y hasta su cuerpo con diferentes prendas, desde el hiyab hasta el burkini, pasando por el chador o el niqab. Un auténtico vestidor de prendas destinadas a tapar la condición femenina por orden religiosa. Samira llegó hasta el tribunal europeo con su denuncia a la empresa belga donde trabajaba porque las normas de la compañía no permiten el uso de elementos religiosos durante la jornada laboral y en los puestos de atención al público. El argumento de Samira, el derecho a usar el velo islámico, me resulta tan desolador, tan nefasto para la lucha por la igualdad de la mujer como si se invocase el derecho a seguir queriendo a tu maltratador. La sentencia rodea el asunto de fondo pero ni mucho menos lo intenta resolver. Y es este: que mutilar la libertad de las mujeres sea considerado un derecho.