La viagra es cosa de jóvenes

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARINA DIAS / SENÉN ROUCO

Los expertos constatan un mayor consumo en Galicia por hombres de cada vez menos edad. Los motivos: el estrés, la inseguridad y el consumo de anabolizantes

26 feb 2017 . Actualizado a las 13:09 h.

El 23 de abril de 1998, La Voz informaba a sus lectores de que el Ministerio de Sanidad no sabía aún cuando llegaría a España esa «píldora contra la impotencia» llamada viagra que se había convertido en un fenómeno en Estados Unidos desde que el Gobierno de Clinton aprobó su comercialización. Y es que la pastilla en cuestión prometía dar grandes dosis de placer a hombres mayores que creían su vida sexual terminada, e incluso les permitiría continuar la estirpe familiar desafiando los límites de la ciencia -qué decir del doctor Iglesias Puga, alabando las bondades de este fármaco tras ser padre con más de ochenta años-. Pero ahora las tornas se han dado la vuelta y la ingesta se dispara en otras edades.

Lo perciben urólogos, farmacéuticos y sexólogos, que afirman que en Galicia cada vez son más los hombres jóvenes los que toman viagra o sus genéricos para conseguir una buena erección. ¿Los motivos más frecuentes? El estrés laboral, el miedo a no dar la talla en las relaciones íntimas o el consumo de anabolizantes, que inhibe el deseo sexual. Pero esto no es todo, también hay una tendencia al alza de aquellas parejas que quieren innovar en sus relaciones sexuales y utilizan la viagra como revulsivo. Un comportamiento del todo alejado del estigma que hasta hace no demasiado se tenía en torno a la conocida como píldora de la vergüenza.

La liberación sexual y la ingente oferta que se descubre buceando un poco por Internet -incluso Amazon vende ya la viagra-, han fomentado que, de manera legal o ilegal, muchos hombres se hayan lanzado a la caza de los efectos de estos fármacos. Según opinan los expertos, el consumo de estas píldoras está a la orden del día porque la gente le ve más posibilidades. «Ahora hay cuatro medicamentos en el mercado, de los que uno prolonga el efecto hasta 36 horas, así que puedes tener varias relaciones sexuales sin ningún problema», comenta el urólogo lucense José Antonio Mosteiro. Por otro lado, el cansancio, el estrés laboral y también la necesidad de «cumplir» en las relaciones sexuales han llevado a muchos gallegos a recurrir a este tipo de fármacos para asegurarse una erección que de otra manera les cuesta alcanzar. «Cada vez trabajamos más horas, tenemos menos tiempo para el sexo y, además, los cambios constantes de parejas sexuales han supuesto que los hombres sientan la necesidad de estar a la altura, lo que les genera mucha frustración. Ahora las mujeres exigen más en los encuentros íntimos y son muchos los que se agobian por el miedo a no ser capaces de complacer a la pareja», mantiene el especialista.

«Como un afrodisíaco»

Todo lo contrario de lo que les sucede a cada vez más parejas jóvenes que, cansados de la monotonía, recurren a la pastilla azul para tener largas noches de pasión. «Se lo toman como si fuera un afrodisíaco», afirma el sexólogo Emilio López Bastos. Estos hombres tienen que recurrir al mercado negro para poder consumir estas sustancias, ya que la viagra y sus genéricos -hasta nueve farmacéuticas en España tienen ya copias autorizadas de su principio activo, el sildenafilo- solo se dispensan con receta médica.

Quienes también tienen que buscar alternativas ilegales para comprar estas pastillas son los jóvenes -y no tan jóvenes- que se inyectan un ciclo de estanozolol para conseguir un rápido aumento de su masa muscular. Uno de los efectos secundarios derivados del consumo de este producto -que entre otras cosas puede producir diabetes, hipertensión arterial o aumento del colesterol- es la disminución del deseo sexual porque el cuerpo deja de segregar testosterona. Y pocos están dispuestos a pasar por alto la merma de la hormona que facilita la erección. Así, según comenta el propietario de un gimnasio de la provincia de Pontevedra, los chavales compran entre varios -principalmente por internet-, una caja de alguno de estos fármacos con treinta pastillas por un coste de unos 50 euros. «Salen de noche con condones y viagra. Juegan con fuego, es evidente, pero a estas edades todos somos un poco inconscientes». Y añade: «Tener un cuerpo bonito no compensa semejante problema».

En las farmacias gallegas, muchos constatan que últimamente sí reciben a más gente joven que acude a la botica en busca de sildenafilo. Aunque creen que sus clientes habituales prefieren ir a otro establecimiento para pedir esta píldora, como afirman en la farmacia Velairas, de Ourense. «A algunos les da vergüenza y no quieren pasar el trago con gente de confianza. Si hasta un día un chico de toda la vida vino con la receta y nos dijo, '¡Pero es para un amigo, eh!'», explican.