Una torre transforma la contaminación de Pekín en joyas

sara romero PEKÍN / E. LA VOZ

SOCIEDAD

Atrapa las partículas y las convierte en carbono comprimido

02 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Respirar es a menudo un grave riesgo en buena parte de las ciudades chinas donde habitualmente la contaminación supera con creces los límites saludables. Su capital, Pekín, ocupa el puesto 76 entre las 100 urbes más contaminadas del mundo, un problema que ha servido de inspiración a Daan Roosegaarde, un diseñador holandés que ha creado la llamada Free Smog Tower. Se trata de una torre de siete metros de altura que no solo purifica el aire sino que es capaz de transformar en joyas el carbono que extrae de los ambientes contaminados.

«Estamos ante un templo del aire limpio», exclama su creador al pie de la torre durante su presentación en el distrito artístico pekinés 798. Además de llamar la atención por su diseño, inspirado en la arquitectura de los antiguos templos chinos, este purificador gigante sorprende por su funcionalidad. Es capaz de limpiar en una hora 30.000 metros cúbicos de aire con un 75% de eficacia y funciona con energías limpias.

«Esta belleza no utiliza más electricidad que la que usa un calentador de agua, funciona en su mayor parte con energía eólica», explica Roosegaarde a La Voz. El mecanismo es más sencillo de lo que parece. La torre genera electricidad estática con la que consigue atraer hacía su interior las partículas contaminantes. Dentro las comprime durante treinta minutos y crea cubos de cristal con una piedra negra en su interior.

«La piedra negra es el carbono comprimido y se puede utilizar para hacer anillos, pendientes y colgantes», explica el diseñador holandés mostrando una sortija a las decenas de cámaras congregadas frente a su invento. El precio de joyas de este tipo en Europa ronda los 250 euros, pero asegura que aún no se ha fijado un precio para las que surjan de la polución pekinesa. «Regalar esta sortija es como regalar aire limpio, porque esa piedra negra se extrae de purificar 1.000 metros cúbicos de aire. Eso no tiene precio», afirma entre risas.

Después de pasar un período de pruebas en Róterdam, esta torre se exhibirá en varias ciudades chinas como Pekín y Shanghái. Según su artista, las autoridades chinas de Hebei, una de las zonas con mayores problemas de polución, se han interesado por el proyecto.

Su creador y quienes se acercan a visitar la torre coinciden en que, aunque no es la solución definitiva para el problema, resulta una iniciativa alentadora en China, donde cada año mueren más de un millón de personas a causa de la contaminación. Roosegaarde va más allá y asegura que, además de la tecnología, hace falta concienciación y que, en este sentido, las joyas de aire limpio pueden servir para ayudar a difundir este mensaje.