Este grupo llevan desde el 2008 llamando a las puertas del Vaticano para solicitar la reconciliación con la iglesia de Roma
05 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El papa Francisco se reunió el pasado viernes con Bernard Fellay, superior de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por el arzobispo cismático francés Marcel Lefebvre en 1970 para aglutinar a los ultratradicionalistas descontentos con las reformas del Concilio Vaticano II. Los lefebvrianos, como se les conoce por su fundador, llevan desde el 2008 llamando a las puertas del Vaticano para solicitar la reconciliación con la iglesia de Roma.
Benedicto XVI levantó la excomunión a los cuatro obispos de la Fraternidad a principios del 2009, pero desde entonces se han registrados pocos avances en el camino hacia la unidad, debido especialmente a las dificultades doctrinales. Tras la elección de Jorge Mario Bergoglio como obispo de Roma, las negociaciones con este grupo se encontraban estancadas. No ayudaron a crear un ambiente de diálogo las críticas de los lefebvrianos a Francisco por sus lazos tendidos a otras religiones y a otras iglesias no católicas, pues para los alrededor de 500 sacerdotes de esta comunidad el ecumenismo y el diálogo interreligioso son dos de los avances del Concilio Vaticano II más difíciles de aceptar.
Bergoglio desatascó la situación cuando permitió a todos los católicos que durante el presente Jubileo de la Misericordia puedan confesarse con los presbíteros que forman parte de la Fraternidad. Esta decisión suponía un reconocimiento de esta realidad eclesial con la que el pontífice deseó que pronto se encontraran «las soluciones para recuperar la plena comunión». El Vaticano ofreció en el 2011 a los lefebvrianos la integración completa en el catolicismo a través de la creación de una prelatura.