Los discapacitados son también voluntarios en la Asociación Sociocultural de Minusválidos de Ferrolobra social «la caixa»
17 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La Asociación Sociocultural de Minusválidos ferrolana nació en 1987, aunque su eclosión con voluntariado data del 2000, cuando se publicó la Lei do Voluntariado Galego. Desde entonces, un grupo de casi 50 personas trabaja en diversos programas de atención, entre ellos el de Reflejos: el espejo de la solidaridad, avalado por la Obra Social La Caixa. El apoyo de la entidad está siendo clave para la difusión y gestión de este proyecto, cuya finalidad última es conseguir la inclusión de los discapacitados.
Paula Gárate, una de las responsables de este colectivo, dice que lo más importante es que el grupo de voluntarios «está conformado también por personas con discapacidad, lo que, a la larga, mejora los índices de inclusión social». Así, los integrantes de la asociación, son tanto miembros como beneficiarios de las diferentes actividades que desarrollan. Gárate recuerda que existía un perfil de voluntario distinto: mujeres de edades avanzadas y también jóvenes, y que ahora hay un relevo generacional. «Rompemos estereotipos en cuanto al voluntario ideal», afirma, y añade que «ahora viene todo tipo de gente a ayudar».
Abrirse a más entidades de diversidad funcional es uno de los puntos de arranque del proyecto Reflejos. Así, colaboran con voluntarios del centro Souto de Leixa, con alumnos más independientes, a los que se les da cierta responsabilidad, además de participar usuarios del voluntariado juvenil de la Xunta, o con la colaboración de estudiantes del centro La Salle.
Reflejos: espejo de la solidaridad pretende que sea un constante aprendizaje el que permita, gracias a actividades de ocio, «aprender disfrutando», sin olvidar la atención y formación continuada especializada. Un voluntariado inclusivo a través de un programa en el que, mensualmente, organizan salidas culturales, jornadas educativas con cursos de voluntariado básico y de habilidades sociales. E incluso realizan salidas al mar y cinofiloterapia. También el deporte aparece como un excelente vehículo de dinamización e inclusión social. Así, la asociación organiza jornadas y torneos de bochas, una entretenida disciplina, paralímpica desde Barcelona 92, muy extendida entre los discapacitados. La importancia del grupo es la clave. Para Gárate, la fuerza de su equipo es grupal, y recalca que «no somos voluntarios de acompañamiento, sino de participación». Al convivir discapacitados con otros voluntarios se gesta el embrión de una microsociedad de integración. «Ellos son también actores y perciben los beneficios que tiene la solidaridad», apunta Gárate.