El sol artificial, mejor en dosis bajas

r. r. garcía REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

FÁTIMA DAPENA

La propuesta del Senado francés reabre el debate sobre las cabinas de bronceado, aunque España ya tiene una de las legislaciones más estrictas

18 sep 2015 . Actualizado a las 08:23 h.

«Las radiaciones ultravioleta pueden provocar cáncer de piel y dañar gravemente los ojos». Advertencias como esta y otras precauciones, expuestas en carteles y folletos, son obligatorias en los más de 15.000 centros de bronceado artificial que existen en España. Es uno de los países con una de las legislaciones más estrictas de todo el mundo -vigente desde el 2002- para garantizar la seguridad de los usuarios de este tipo de cabinas. Pero España no se plantea dar un paso más allá y seguir el ejemplo de Francia de prohibir los servicios de este tipo, según la propuesta aprobada esta semana por el Senado galo. Es todavía un proyecto que debería convertirse en ley y ser ratificado por el Parlamento, lo que no parece que vaya a ser fácil, pero esta primera acción ha reavivado el debate sobre los riesgos de los centros de bronceado. Es, en todo caso, una medida que tanto los profesionales del sector como muchos médicos consideran demasiado drástica.

¿Existe un verdadero riesgo de sufrir un melanoma?

La OMS clasificó en el 2009 las cabinas de rayos UVA en la primera categoría de riesgo de cáncer, lo que significa que son cancerígenas para los humanos, un peligro que hasta ese año era considerado como probable. Los rayos ultravioleta entraron así en la misma consideración que el tabaco, que no está prohibido, aunque sí se advierte de sus riesgos, tal y como se hace con los rayos UVA en las cabinas. Los profesionales del sector argumentan a su favor que el bronceado artificial, siempre en su justa medida y controlado, sí tiene beneficios para la salud, ya que sintetiza la vitamina D, fundamental para el organismo, y es también aconsejable para el tratamiento de la psoriasis.

¿Para quién está desaconsejado su uso?

La normativa española establece claramente la prohibición de las sesiones de bronceado artificial a los menores de 18 años, recomendación que la OMS extiende hasta los 30 años. También está desaconsejado su uso en embarazadas y en personas que estén en tratamiento médico con antibióticos, somníferos, antidepresivos o antisépticos, ya que puede provocar radiaciones indeseables. Los usuarios tampoco deben ir con maquillaje, perfume o cosméticos.

¿Qué precauciones deben tenerse en cuenta?

El riesgo de sufrir un cáncer de piel se incrementa con la exposición a radiaciones solares artificiales, al igual que a las naturales sin una protección adecuada, pero este peligro se minimiza mediante un uso correcto de las instalaciones. Debe esperarse un mínimo de 48 horas entre la primera y la segunda sesión y después de asistir a una de ellas tampoco es aconsejable exponerse al sol, aunque sea natural. Los usuarios de este tipo de centros tampoco deben someterse a más de 20 sesiones durante un año y siempre tienen que hacerlo con unas gafas de protección adecuadas. Este tipo de servicios no son aconsejables para las personas con un fototipo de piel y ojos claros.

¿Quién controla los aparatos de bronceado?

La ley española establece que deben ser revisados una vez cada seis meses y en cada ocasión que se realice un cambio. Los operadores de estos instrumentos deben contar con un título homologado. Toda esta información tiene que estar a disposición de los clientes.

¿Están prohibidos en algún país del mundo?

Sí. El Gobierno de Brasil prohibió las cabinas de bronceado en el 2009, después del dictamen de la OMS, aunque en la práctica muchas siguen en servicio. En Australia sí son más severos y su uso no está permitido en cinco de sus ocho estados, aunque progresivamente la medida se extenderá a todos.