Teo, Verín o Ames ofrecen préstamo de libros y prensa en sus instalaciones
12 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Los usuarios de la piscina de Verín, sean de este lado o de aquel de la frontera, solo tienen que dejar en prenda una chancla para ganarse una tarde de lectura al borde del agua, en castellano, gallego o portugués. Una toalla o una camiseta también valen. Así son las reglas del servicio de préstamo de libros y prensa que desde hace siete años funciona en la piscina de este municipio ourensano, donde solo el mes pasado se prestaron más de mil documentos. Jerónimo Stilton, Hello Kitty y Bob Esponja están entre los favoritos de los usuarios de esta bibliopiscina, donde dos de cada tres usuarios son jóvenes lectores.
Llevarse la biblioteca a la playa o a la piscina es una experiencia que se desarrolla desde hace dos décadas en otras zonas de España, como Cataluña, donde en torno a 60 municipios ofrecen este servicio al aire libre, y más recientemente en la Comunidad Valenciana, Asturias o Andalucía. En Galicia los libros han llegado a la arena de playas de Cangas, Cee, Foz o Barreiros y a piscinas y playas fluviales de Santiago o Vilalba, pero en muchos casos la crisis ha puesto punto y final a una iniciativa que se ha consolidado, en cambio, en municipios como Ames y Teo.
«La bibliopiscina tiene mucha participación, sobre todo a media tarde, a la hora de la merienda y el taller de cuentos, incluso los días que no hace muy buen tiempo», cuenta Tamara Barreiro, de la empresa Vagalume, que gestiona el servicio en las tres bibliopiscinas de Ames: Milladoiro, Bertamiráns y el área recreativa de Tapia. En este municipio el servicio funciona con éxito desde hace 12 años, en los que han ido acumulando un catálogo de unos 2.500 documentos, y donde ofrecen también juegos, juguetes y talleres de manualidades.
«Aquí non hai que deixar prenda», explican, entre risas, desde las bibliotecas municipales de Ames, donde los usuarios pueden tomar un libro para leerlo en el momento y, si tienen carné de las bibliotecas, llevárselo en préstamo como en el servicio convencional. «Lo más habitual es que lo cojan durante la tarde, lo devuelvan y lo cojan otra vez al día siguiente», agrega la portavoz de Vagalume.
Ese préstamo in situ es el que funciona exclusivamente en la bibliopiscina de Verín, por eso procuran que el catálogo trilingüe que ofrecen a sus usuarios incluya lecturas cortas. «Nas piscinas teñen que ser lecturas que se rematan no día», explica el responsable de la biblioteca municipal de Verín, Vicente Rodríguez Justo. Por eso son cuentos, revistas y cómics lo que más demandan los bañistas, entre los que abundan los procedentes del vecino Portugal. «Hai moitísimo usuario portugués e tentamos ter contos nese idioma, pero de todos os xeitos os do país veciño teñen moita facilidade para outros idiomas», agrega. Las tardes se pasan volando con un libro en las manos, pero no hay riesgo de olvidarse del baño. «Non, non, ningún. No verán o tempo dá para todo: para ler, darse un chapuzón...», bromea Rodríguez Justo.
Un actividad de voluntariado gestionada por los propios niños
En la bibliopiscina de Verín los bibliotecarios son niños y adolescentes. «Esta é unha actividades distinta: por unha banda está o servizo á xente, ter un sitio a maiores para os libros; e, por outra, está a labor dos nosos voluntarios», explica el responsable de la biblioteca municipal, quien tiene a una niña de 9 años como colaboradora más joven. Ella forma parte del grupo de once chicos y chicas que realizan voluntariado cultural en el municipio y que están encabezados por una tutora, que tiene 17 años. Con ellos colabora otro grupo de diez mayores, algunos de ellos estudiantes universitarios que han crecido trabajando en la bibliopiscina. «A idea é fomentar a lectura, pero tamén que os rapaces formen parte da nosa biblioteca, que tomen decisións e propoñan actividades, diso se trata», agrega Vicente Rodríguez.
Dos modalidades de préstamo
«In situ». Las piscinas ofrecen a los usuarios la posibilidad de leer en el momento y sin carné
Domiciliario. Algunos centros prestan los libros de forma tradicional, durante varias semanas