Vimianzo se rinde a los caballos

SOCIEDAD

La rapa das bestas, más fuertes que nunca, arrastró a miles de personas

20 jul 2015 . Actualizado a las 14:00 h.

No hay trampa ni cartón en la rapa das bestas de Vimianzo. Cien caballos que se niegan a que le rasuren las crines y al otro lado menos de una veintena de aloitadores, que ponen el valor, la maña y la fuerza para aliviarle a las reses el calor del verano. Este es el espectáculo que ayer siguieron miles de personas en el anfiteatro, atentos a cómo los equinos hacen gala de su instinto, que les impide doblegarse ante sus captores. Cuando termina el duelo, cada a uno a su vida, aunque alguno de los jóvenes llevará las secuelas de alguna que otra coz por algún tiempo, o incluso alguna marca para su gloria futura.

En el monte Faro de Vimianzo hubo algún tiempo, además de minas, un millar de caballos que crecían libres. Ahora apenas queda un centenar, pero nunca atrajeron la atención de tanto público.

La rapa das bestas de Vimianzo es como un ritual que tiene sus preámbulos bien marcados. El domingo anterior, los miembros de la asociación Cabalar Monte Faro ya bajaron los potros. Los establecimientos vimianceses sirvieron durante varios días suculentos platos a base de carne de caballo. La fiesta comenzó el sábado, con paseos equinos y jolgorio y chorizos al vino en el campo de la rapa. Ayer, de nuevo celebración gastronómica. Unas dos mil personas acudieron a las dos de la tarde a la comida, con la carne de potro como menú principal. Tres horas duró la digestión. A las cinco comenzó a llover, pero ni el público se fue ni los aloitadores buscaron disculpa, y comenzó la lucha. Fue dura. Según Pablo Pereiro, que lleva unos 14 años en el ruedo y ya anda por los 34, las «bestas este ano están máis gordas e máis fortes ca nunca». Sabe que es un riesgo intentar echar al suelo a sus rivales, pero su pasión por los animales y la fiesta es como una droga que lo arrastra al cercado. «Pensas todo ano nisto», agrega. Ayer, como otros años, llevaba una magulladura: «É que as bestas non van á igrexa e non saben comportarse». Así que con cada res que logran tumbar retumba el grito de la victoria.

La novedad. Una joven se inició ayer en la lucha

Jesús Trillo peina canas. Es uno de los veteranos de la organización y ayer afirmaba: «Nunca tanta xente vin na Areosa». Estaban felices con la afluencia a la rapa. El sábado por la noche agotaron las cazuelas para los chorizos al vino. Ayer, ni siquiera la tan añorada lluvia, aunque breve, impidió la fiesta.

Y para que no digan que en Vimianzo la lucha con los caballos es solo cosa de varones, la joven Ánxela Arjomil saltó al ruedo y cortó varias crines. Su atrevimiento fue jaleado tanto por el público como por los demás aloitadores.