Destino, soledad

Manuel Fernández PSICOANALISTA Y PSICÓLOGO CLÍNICO

SOCIEDAD

18 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Encuesta Continua de Hogares del INE, correspondiente al año 2014, nos muestra que hay más hogares en España y en Galicia, al mismo tiempo que menos gente viviendo en ellos. El dato más destacable es que los hogares en los que vive una sola persona son ya casi uno de cada cuatro.

El número de personas que viven solas representa, de momento, el 10 % de la población total. Podríamos pensar, entonces, que es una minoría, pero resulta que se ha incrementado un 2,8% en solo un año (a pesar de la crisis), lo que indica claramente una tendencia a la vida en soledad, o al menos sin convivencia. Un dato resulta llamativo: los hombres tienen mayor propensión a vivir solos hasta que llegan a los 55 años. Por estado civil, los hogares unipersonales más frecuentes, en el caso de los hombres, están formados por solteros y, en el caso de las mujeres, por viudas.

Vemos así dibujarse diferentes tipos de soledades. Una más vinculada al envejecimiento, y a los cambios en las estructuras familiares, que afecta sobre todo a las mujeres (entre las personas de más de 85 años el 34,3 % viven solas). La otra viene derivada de los cambios en el modo en que se establecen las relaciones de pareja: cada vez se soporta peor ceder una parte del goce individual para sostener un vínculo de convivencia. Aquí encontramos más a los hombres, al menos hasta que envejecen. En cualquier caso, en la época de la hiperconexión virtual constante e instantánea, el horizonte que se nos presenta pasa por vivir y morir cada vez más solos.

Manuel Fernández es psicoanalista y psicólogo clínico