Un millonario sin prisa

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

SOCIEDAD

OSCAR CELA

Nadie ha cobrado aún el «supergordo» del Niño de Monforte

18 ene 2014 . Actualizado a las 15:11 h.

Nadie ha cobrado todavía el décimo premiado con cuarenta millones de euros en el sorteo de la lotería del Niño. El anónimo poseedor de la fracción quinta de la serie 21 del 76.254, el número que el día 6 hizo llover millones en Monforte, no solo mantiene su identidad en secreto, sino que aún no ha canjeado ese décimo por dinero. Así lo confirmaron ayer los portavoces de la sociedad pública de Loterías y Apuestas del Estado.

El plazo para cobrar los premios de este sorteo es de tres meses, así que este multimillonario desconocido dispone de tiempo. Su décimo no caducará hasta el 6 de abril. Ahora bien, no deja de sorprender que casi dos semanas después del sorteo estos cuarenta millones continúen en la caja del Estado esperando que alguien los reclame.

El mismo día 7, muchos premiados madrugaron para pasarse por su banco y depositar su décimo. En los dos o tres días sucesivos, fueron pasando prácticamente todos los demás. Los 120 millones del gordo cayeron en cuatrocientos décimos repartidos en su mayor parte en Monforte, pero también en el vecino municipio de Sober y, en menor medida, en O Saviñao.

Las prisas de los premiados por depositar los décimos en la caja fuerte de un banco estaban justificadas. Cada uno de esos décimos vale 200.000 euros (160.000 después de impuestos). Demasiado para dejarlo descansar en casa o pasearse con él en el bolsillo. Y si el décimo en cuestión es el del supergordo, el riesgo de no ponerlo cuanto antes a buen recaudo es más que temerario.

Es pronto para pensar que ese décimo pueda estar extraviado. Pero si no es eso, ¿habría alguna razón lógica para no haberlo cobrado todavía? Puede haberla. Según las entidades bancarias consultadas, no es raro que los receptores de un premio importante de la lotería o de cualquier otro juego de azar se planteen ingresar directamente al menos una parte del dinero a sus familiares más cercanos. En esas circunstancias, puede hacer falta un tiempo para pensar cuánto y entre quién repartir, y cómo hacerlo para minimizar el impacto fiscal de la operación. Si este fuese el caso, algún banco puede tener ya el décimo en su poder, pero estaría esperando a que el propietario tome una decisión para hacerlo efectivo.