El amor sin confirmar de Putin

maría piñeiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El Kremlin niega que el presidente ruso se haya casado el pasado fin de semana con Alina Kabáyeva, una gimnasta de 30 años

26 sep 2013 . Actualizado a las 12:35 h.

Desde el 2008, sobre la vida amorosa de Vladimir Putin hay un rumor: el amor de Alina Kabáyeva, una gimnasta y medallista local que con 25 años pudo haber conquistado el corazón del todopoderoso político. Pero esta relación jamás se ha confirmado y precisamente lo último que se sabe es una nueva negativa al respecto: el Kremlin ha desmentido que la pareja se hubiese casado el sábado en un monasterio de Iversk, en la región central de Novgorod.

La historia de Alina y Putin es tan sinuosa y compleja como el alma rusa. Para unos son pareja por lo menos desde el 2007 y padres de un niño en el 2009, pero la guardia pretoriana de Putin sentencia: «Solo puedo decir que tendría dificultades para responder sobre su vida privada. [Putin] trabaja tanto que no sé dónde cabe [la vida privada]», según recogía ayer Efe.

En ese primer año de rumores, el 2008, el diario Moskovski Korrespondent se atrevía a hablar del romance y supuesto divorcio de Putin -casado tres décadas antes con Ludmila Putina-. La reacción fue fulminante: el director general del periódico dimitió y la cabecera dejó de existir al poco tiempo.

Fuera de las fronteras controladas, Putin contestó entonces así a una pregunta sobre su divorcio: «Usted ha citado un artículo publicado en uno de nuestros periódicos amarillos. Yo siempre he tenido una actitud negativa ante los que meten su nariz griposa en la vida privada ajena y lo hacen con sus fantasías eróticas». El pasado junio, cinco años después, Vladimir y Ludmila aparecían en televisión para anunciar un divorcio en el que casi parecía que había amor y cordialidad.

Desde entonces los rumores de una boda se multiplican y ante ellos, nuevamente la negación: «Es inútil decir que esos rumores son idioteces. Lo hemos hecho cientos de veces», dijo un portavoz del Kremlin, pero en la misma intervención también hizo un quiebro: «Putin no está obligado a hablar de su vida privada», aunque parece que sí lo está a desmentirla.