Vida salvaje sobre una mina

Nacho Mirás SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

monica ferreiros

Un documental narra la transformación de As Pontes en un humedal

17 sep 2013 . Actualizado a las 07:01 h.

Dijo ayer el presidente de la Xunta que no se le ocurría mejor titular que Azul y verde sobre negro para sintetizar la capacidad transformadora que, sobre el medio ambiente, tiene el hombre. Alberto Núñez Feijoo asistió en Santiago a la presentación del documental de treinta minutos que, bajo la dirección de José Antonio Vallejo, narra el proceso de recuperación de la mina de As Pontes, la transformación de las 2.065 hectáreas que ocupaba la mayor mina española de lignito en un entorno natural de gran interés ambiental, con fauna salvaje, bosques, praderas, humedales y un lago.

El presidente de Endesa, Borja Prado, coincidió con Feijoo en destacar que el proceso de regeneración de la mina y la escombrera que explotó la empresa eléctrica desde los años 70 hasta el 2007 es una demostración de que la minería sostenible y la responsabilidad social de las empresas no solo son posibles, sino que de ellas pueden obtenerse éxitos importantes.

La intervención efectuada en As Pontes es la mayor rehabilitación ambiental realizada en España. La zona cuenta ahora con un lago de 865 hectáreas de lámina de agua y 1.200 hectáreas de bosques y praderas donde antes se encontraba la escombrera de material estéril. En este terreno se han plantado 600.000 árboles y habitan, tras colonización espontánea, 180 especies distintas de vertebrados, según una catalogación realizada por la Universidade de Santiago.

El presidente de la Xunta señaló que, en lo que va de año, se han recibido 480 peticiones de información sobre el nuevo espacio natural, lo que da una idea de la importancia del potencial turístico de As Pontes.

De la mina de carbón se extrajeron más de 260 millones de toneladas de lignito. La energía eléctrica generada por todo ese material equivale al consumo total de España en un año y medio. La mina llegó a tener una profundidad máxima de 288 metros, con una red de pistas de unos noventa kilómetros de longitud. El director de Azul y verde sobre negro destacó que en la grabación del documental, narrado por José María del Río, no se utilizaron animales troquelados (manipulados por el hombre), sino que se limitó a plasmar «lo que mis ojos podían contemplar en directo, sin forzar ningún comportamiento».