A 42 grados en la sartén de Galicia

SOCIEDAD

¿Se puede freír un huevo en el asfalto de Ferreira de Pantón? Por probar...

21 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hasta bien entrada la tarde, los meteorólogos oficiales se resistían y seguían dándole a Ourense, con 40 grados, la máxima de ayer. Pero el termómetro de la farmacia Rodríguez Losada de Ferreira de Pantón, en Lugo, se empeñaba en quitarle el puesto a los de la terra da chispa con un registro de 44 grados a las 18.30, una barbaridad. «Pode variar dous arriba, dous abaixo se lle dá o sol, pero marca ben», explicaba la farmacéutica.

Antes de salir de Santiago a la busca y captura del calor máximo de Galicia, alguien lanzó un reto:

-¿Tú crees que en Ferreira, que alcanza muchas veces el récord, se podrá freír un huevo en la calle?

-Habrá que probar...

-No hay narices...

-Pero hay huevos.

Con media docena de huevos en el maletero, cual cazador de mitos de un canal de pago, arrancamos a las tres en dirección a Ferreira, a la sartén de Galicia, aunque para eso haya que pasar por las cuatro provincias gallegas.

En Silleda empieza a subir el termómetro y al entrar en Ourense, que es un pozo que no defrauda, el coche ya marca 38. Y, por fin, a hora y media, Ferreira de Pantón aparece a las cuatro y media como un pueblo del oeste en el que los habitantes no están disponibles. Como si hubiera caído una bomba de neutrones salvo por unos obreros que trabajan en el saneamiento de Eiré a cuarenta grados. Es lo que tienen los fondos Feder.

La chapa de un chimpín que utilizan en los trabajos de Eiré (Pantón) está, por lo menos -con la mano como testigo- a 60. Pero no es cuestión de probar si se fríe un huevo sobre el maquinillo, más que nada por una cuestión de respeto a los trabajadores que se ganan el jornal en semejantes condiciones. Así que nos apartamos y probamos a chafarlo directamente en el asfalto, lejos de la obra. Un fracaso. La fritada se resiste.

A 42 a las 19.40

«Aquí, a temperatura recóllese na Míllara, na zona do río Miño», explica el cura de Eiré, Ángel Vega, que se refugia en la lectura debajo de la parra de la casa rectoral. Y, efectivamente, a las 19.40, en el área recreativa de Maiorga, con el Miño a los pies, conseguimos que el coche marque 42 grados a la sombra. Eso es fiebre. Casi en ese momento, los de MeteoGalicia le cuelgan la medalla oficial del calor a los de Pantón.

Contra la fiebre, precisamente, tiene un remedio magnífico Jesús Méndez, parapetado bajo un árbol en la piscina municipal de Ferreira. «Hidratación», dice este emigrante de Ancares radicado en Barcelona que lleva un puro en una mano, una cerveza en la otra y, además, respira. Lo extraño es que, con semejante calor, no se le ponga acento cordobés. Gracias que los precios de la piscina de Ferreira son populares: 1,50 los adultos y 0,60 los niños. Y, por cierto, en la cantina tienen una oferta de las que ya no se ven: el bocadillo de Nocilla a dos euros.

En el recorrido por el calor de Pantón probamos a freír el huevo en más sitios extraños ante la sorpresa de los parroquianos, pero sin éxito. Harían falta una superficie metálica y más grados para conseguirlo. Y casi mejor que el experimento sea un fracaso, porque dicen que en el Valle de la Muerte, en Estados Unidos, considerado el lugar más caluroso del mundo, las autoridades han tenido que pedir a los turistas que dejen de hacer fritadas por la calle, porque lo ponen todo perdido de cáscaras. Claro que allí, en julio, el mercurio subió a 53. Lo dicho, que para hoy anuncian todavía más calor, pero si quieren un consejo, no pierdan el tiempo intentando cocinar en las calles de Ferreira de Pantón; busquen una sombra e hidrátense como Méndez.