Siesta sobre ruedas en Cuntis

SOCIEDAD

Mónica Irago

La villa termal cumplió con su cita anual con el ingenio acolchado

17 ago 2013 . Actualizado a las 13:58 h.

En la carrera de camas de Cuntis, conseguir podio es seguro: con solo tres participantes en la prueba, que se celebró en la villa termal pontevedresa, el triunfo estaba asegurado. Una cama-zapatilla, otra inspirada en Bob Esponja y una tercera titulada Cama Civil de Tráfico alegraron las calles de la localidad en una convocatoria, bien es cierto, muy mermada con respecto a ediciones anteriores. Y o la organización se replantea, o la continuidad de la competición de catres no está nada clara.

Los ingenieros de la NASA podrían venir a tomar notas. Con trozos de coche, somieres, restos de bicicletas y una soldadora, en Cuntis son capaces de fabricar tecnología punta.

El vehículo de Protección Civil y una furgoneta se encargaron de remolcar a las camas rodantes hasta la parte alta del pueblo. La mecánica es sencilla: dejarse caer por la pendiente con curvas que muere en el Centro de Salud -nunca está de más tener un médico cerca cuando se juega con la velocidad-, darle zapatilla y hacer un buen tiempo. Después de eso, repetir. Y, para finalizar, unas vueltas a la praza das Árbores, en el centro del pueblo.

La salida la dieron a las seis menos diez con bombas de palenque. Como suele ocurrir en los ralis, la gente se apelotonaba en las orillas de la carretera, quizás con demasiada confianza. Porque serán camas con ruedas, sí, pero con tres tripulantes a bordo, frenos precarios y a toda pastilla se convierten en objetos contundentes. Tanto, que poco le faltó a la Cama Civil de Tráfico para llevarse por delante a una familia; menos mal que solo fue un susto.

De uniforme y apoyados en todo momento por un megáfono por el que iban avisando al público de que «isto non é un simulacro», los pseudoguardias y su cama inspirada en el benemérito instituto, de un verde institucional, aguantaron el tipo. La organización se ocupó de colocar fardos de paja en los puntos más peligrosos del recorrido, tanto en una curva que linda con el río como en el principio de la pendiente, de manera que los vehículos no se embalen más de la cuenta.

Los de la cama zapatilla, pilotada por Sergio e Iván, era una auténtica zapatilla de casa en tamaño descomunal, sufrieron un pinchazo antes de empezar. Pero venían preparados y con un tiempo prudencial en boxes pudieron seguir. «Home, non sei, os do Bob Esponja xa son máis carrilana que cama, levan a dirección dun coche», protestaba uno del público. La prueba concluyó en el centro de la localidad con la entrega de trofeos y, como ya hicieran el año pasado, el reparto equitativo de una modesta cantidad económica entre los equipos. Porque, desde luego, lo que importaba en Cuntis no era ganar, sino echarse unas risas en pijama.