¿Me lo compro ya o espero al modelo siguiente? A esta pregunta respondo varias veces al mes. Me interrogan porque han oído alguna campana y pretenden saber si yo sé dónde. Estar siempre a la última en tecnología era un mal, en mi caso, de adolescencia y juventud. De single. Pero con cuarenta años y dos hijos y un gato que mantener, a la última solo puedes estar si eres rico o inconsciente, y no es el caso. Jamás está uno a la última en el mundo de la cacharrería electrónica. Si un aparato te gusta, te convence y, sobre todo, si soluciona tus necesidades, adelante. Quizás mañana salga otro mejor y más bonito, pero tienes que poner el huevo. Lee. Infórmate. Vale que le pidas consejo al que está más al día, pero no intentes con esa pregunta desviar a un tercero la responsabilidad de una compra que es tuya. Si no han visto el reportaje Comprar, tirar, comprar pueden hacerlo gratis -y legalmente- en el servicio RTVE a la carta. Comprobarán que la obsolescencia programada está diseñada para que las cosas se queden viejas cuanto antes, para que consumamos. Por eso yo les digo a los que me inquieren sobre comprar ahora un iPad 2 o esperar al 3 o un iPhone 4S o dejar que salga el 5, que se lo compren ya, que no esperen y, de paso, que no mareen. Los modelos actuales cumplen perfectamente las funciones para las que fueron diseñados y tienen software y soporte suficientes para cubrir las necesidades del usuario más exigente. Qué no harán entonces con un usuario inexperto que no se decide. «Mira, recién salido del horno», oigo a veces. «¿Y sabes usarlo?», respondo. Yo prefiero sacar el penúltimo a precio de ganga que el nuevo a doblón. La tecnología debe ser una herramienta, no una esclavitud.
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