Steve Jobs hizo cosas geniales durante sus 56 años de vida y creó la
religión de los maqueros, pero para el resto de los mortales se convirtió en un genio hace justo diez años. En octubre del 2011, cuando su país iniciaba la decadencia posterior al 11-S, el fundador
de Apple asombró al mundo con el primer iPod, un reproductor de música que podría haber resultado como muchos otros ya existentes, pero que cambió el mundo.
La forma en que nos comunicamos, trabajamos, nos divertimos o planificamos nuestras vidas no volvió a ser igual después de aquel primer iPod y todo lo que vino detrás, ya fuera de Apple o copiado en cualquier taller chino. Su vida y su obra, además, dejan una gran lección para salir de la crisis que nos asfixia: que tan importante como saber hacer las cosas es imaginárselas antes y, sobre todo, saber venderlas después.