Amparada por la absoluta discreción familiar, la hija del dueño de Inditex prepara una boda que podría celebrar en la casa de sus padres
25 sep 2011 . Actualizado a las 18:08 h.Marta y Sergio podrían casarse en cualquier lugar del mundo. El aspecto económico no es un problema, ya que el padre de la novia es uno de los hombres más ricos del mundo, el dueño del imperio Inditex, pero todo parece indicar que el enlace, previsto para el mes de febrero, será en A Coruña, en el pazo que la familia tiene a pocos kilómetros de la ciudad.
Todo lo relacionado con la boda está amparado por un muro de silencio, ya que la pareja, al igual que toda la familia Ortega, lleva una vida más que discreta. Sin embargo, este periódico ha podido saber que la fiesta se celebrará en A Coruña, casi con seguridad en el pazo de Anceis, una propiedad del siglo XVI situada en el municipio de Cambre. La finca es desde hace muchos años el hogar familiar junto con un piso en la ciudad.
Este es el único detalle que ha trascendido de la boda, ya que aunque quienes conocen a la pareja «veían venir» el enlace después de tres años de noviazgo y la gran complicidad que hay entre ambos, Marta y Sergio quieren mantener ante todo la discreción; de hecho, no hay ni una sola imagen pública de los novios en actitud cariñosa. Y eso que comparten pasión: la hípica.
Una periodista que sigue semana a semana la actualidad hípica y que estuvo este verano en Casas Novas, Arteixo, con motivo del concurso internacional de saltos que organiza Amancio Ortega, cree además que a la Marta jinete le ha sentado muy bien su relación con Sergio, excelente en su especialidad: «Desde que sale con Sergio ha mejorado sus resultados. Está haciendo una gran temporada». Como la de Sergio. En el último concurso celebrado en Arteixo quedó segundo y protagonizó una anécdota muy clarificadora de la relación con su futura familia: Flora Pérez, madre de Marta, tuvo que entregar los premios en su calidad de anfitriona, y le dio uno a él; Sergio le regaló la escarapela del caballo, pero casi nadie se dio cuenta del detalle.