Una grande del álgebra con «tendencia a ser feliz»

R. C. A CORUÑA/LA VOZ.

SOCIEDAD

21 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El currículum de María Wonenburger y sus avances en matemática son tan relevantes que, como dijo su padrino de doctorado, «neste acto non habería tempo dabondo para citar os seus méritos». Junto a su «maravillosa intuición» y los resultados científicos, atesora una trayectoria de mujer adelantada a su tiempo. El rector lo recordó en su agradecimiento: «Na España da época, a dedicación dunha muller á investigación no terreo da matemática achegaba un plus de dificultade, entraba no ámbito da pura rareza e, se nos apuramos un pouco, implicaba unha certa dose de exotismo».

María Wonenburger nació en Montrove y desde niña destacó por su interés por los números, el deporte y los idiomas. Hizo la licenciatura y el doctorado en Madrid, donde cuentan que seguía las clases sin tomar ni un solo apunte. Fue la primera mujer en lograr una beca Fulbright de Estados Unidos. Así llegó en 1953 a la Universidad de Siracusa, en Nueva York. Trabajó con prestigiosos matemáticos, como Israel Halperin, y antes con Nathan Jacobson, que dirigió su doctorado en Yale en 1957. Después, regresó a España, donde realizó volvió a estudiar el doctorado, al no serle convalidado. Emigró de nuevo y trabajó en Ontario, Toronto, Búfalo e Indiana. Regresó a A Coruña en 1983, para cuidar a su madre.

Experta en la teoría de grupos, se la considera la madre de la teoría de Kac-Moody. Robert Moody, renombrado matemático, fue su primer estudiante de doctorado. Ayer apenas habló, pero repartió sonrisas. Dicen quienes han compartido tiempo con ella, como María José Souto Salorio o Ana Dorotera Tarrío, matemática que ayer se convirtió en la primera mujer en pronunciar una lección inaugural en la UDC, que destaca además por su carácter afable y sentido del humor. «Tengo tendencia a ser feliz», les confesó.