Un museo único oculto en el monte

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade REDACCIÓN/LA VOZ.

SOCIEDAD

Un vecino de Gondomar atesora en su casa 70 motos de incalculable valor, como un triciclo De Dion-Bouton de 1897 o una colección exclusiva de BMW monocilíndricas

10 jun 2010 . Actualizado a las 11:46 h.

El triciclo De Dion-Bouton se considera el primer vehículo con motor que se fabricó en serie. Es fruto del dinero del conde Albert de Dion, una de las principales fortunas de finales del XIX, y del talento de Georges Bouton, uno de los mejores ingenieros de la historia. Se hicieron varios cientos de triciclos, sobreviven como mucho una decena y dos están en Galicia: el único que queda de 1897, refrigerado aún por aire, y otro de 1899, refrigerado ya por agua y con un gemelo en Francia.

Son tan antiguos que el motor, de cuatro tiempos y una sola válvula, no daba más de 26 kilómetros por hora. El sistema de encendido es por evaporación, ya que la chispa prende una mezcla de oxígeno y vapor de gasolina, y el método de engrase es al aceite perdido. Es decir, cae gota a gota sobre las piezas del motor y se va perdiendo por la carretera. Arrancarlos es tan difícil que la primera vez tuvo que venir desde Barcelona un ingeniero de la antigua Sanglas.

Pero estas dos reliquias no están en un museo que tribute honores a los vehículos más ancianos de Galicia, sino en un domicilio particular, el del empresario Manuel Gómez González, que ha reunido y restaurado una de las mejores colecciones del mundo de motos de época en su casa de Gondomar. Llegar hasta allí supone perderse antes en un sinuoso laberinto de corredoiras, pero, una vez descubierto, este Xanadú motero oculto en medio del monte guarda piezas de incalculable valor, como la única colección que existe en el mundo de BMW monocilíndricas, fabricadas por la casa alemana entre 1924 y 1960. Tardó siete años en completarla.

Segunda Guerra Mundial

«En Suiza hay otro coleccionista que tiene todas menos una, la R-39, de 1925. Es una BMW de carreras de la que se hicieron muy pocas unidades y por eso es dificilísima de conseguir», explica Manuel Gómez. La suya la descubrió en Lituania, pero traerla a España fue toda una odisea. «En aquel momento no se podían sacar vehículos de Lituania -afirma el empresario-, así que hubo que desmontarla y enviarla a Alemania pieza a pieza. Tardó un año en salir del país».

Manuel recorre ferias y demás negociados de motos de época, pero ha comprado piezas hasta en Indonesia. Todo lo hace él en casa, hasta el precromado: «El triciclo de 1897 lo adquirí en Holanda después de una larguísima negociación con el propietario, y buscando recambios encontré el segundo en Alemania. Las 70 motos que tengo aquí expuestas funcionan perfectamente y las voy llevando por turno a muestras y exposiciones».

El empresario ha rechazado varias ofertas «de Galicia y Portugal» para crear un museo con su colección, que en el futuro será para su hijo, «otro fanático» de las dos ruedas, presume Manuel sentado en una BMW Afrika Korps de la Segunda Guerra Mundial que estuvo al servicio del mariscal Rommel en 1941. La ametralladora, una MG-34 alemana, «también es original». Le compró esta moto al padre del piloto Alberto Puig. «Firmé con él un documento moral -admite-. Si un día la vendo, tengo que ofrecérsela primero a él».

La colección incluye también una Griffon & Zedel de 1902, la primera moto con dos cilindros en V y la más antigua de Galicia, una Lourquin & Coudert de 1903 y una completa serie de Harley Davidson e Indian, marcas que rivalizaban en las primeras décadas del siglo XX. «Era más moto la Indian», asegura.

Entre las joyas que atesora Manuel Gómez merecen mención otra Harley con sidecar de 1935 que perteneció a la escolta personal de Franco y una FN Sahara de 1927, la primera moto que logró cruzar el desierto.