Tutankamón murió de malaria

R. R.

SOCIEDAD

Un estudio sobre el ADN en 16 momias revela que también tenía un mal óseo

17 feb 2010 . Actualizado a las 02:25 h.

Murió joven, con apenas 19 años y sin dejar descendencia. Su trono quedó huérfano y la causa de su fallecimiento ha sido un misterio en los últimos tres mil años. Ahora, un estudio de su ADN y el de 11 momias reales más ha desvelado el enigma: Tutankamón murió de malaria combinada con una enfermedad ósea.

La investigación, que se recoge en la revista científica Jama , ha partido de un equipo de investigadores del Consejo Supremo de Antigüedades del Cairo liderado por Zahi Hawass, que sometieron a pruebas radiológicas y de ADN a 16 momias, 11 de las cuales, incluida la del propio Tutankamón, pertenecían a la realeza egipcia. Las pruebas practicadas a la momia del joven rey detectaron una acumulación de malformaciones propias de su familia y se le diagnosticaron varias patologías, entre ellas la enfermedad de Koller II, que produce trastornos óseos. Sin embargo, «ninguna de ellas por sí sola podía provocar la muerte», según recoge el estudio.

La pista genética siguió entonces hacia el parásito de la malaria. Así, los análisis de ADN desvelaron la presencia de tres genes vinculados al parásito Plasmodium falciparum , responsable del paludismo en cuatro de las momias investigadas, entre ellas la del faraón.

«Estos resultados -explican los científicos- sugieren una necrosis ósea avascular, enfermedad por la cual la escasa circulación sanguínea en los huesos conduce a una debilitación o destrucción de una zona ósea, lo que, junto con la enfermedad de la malaria, es la causa más probable de la muerte del faraón».

Diagnóstico

«Este diagnóstico fue confirmado por el descubrimiento en su tumba de bastones y de una farmacia para el más allá», según precisan los científicos.

Pero la genética ha aportado más sorpresas. Así se ha podido ahondar en su linaje, lo que ha permitido desvelar que, casi con toda probabilidad, era hijo del faraón Akenatón. Otra de las momias a las que se le practicó el análisis podría haber sido la reina Tye, abuela de Tutankamón y madre de Akenatón. El trabajo también descartó la hipótesis de que Tutankamón o cualquier otro miembro de la realeza sufrieran ginecomastia, una enfermedad que consiste en el desarrollo excesivo de senos en los hombres. Este mal se había propuesto para explicar la apariencia del rey.

«La mayoría de los diagnósticos de estas enfermedades son hipótesis derivadas de observar e interpretar artefactos, y no de evaluar los restos momificados de los miembros reales», aclaran los investigadores.

La tumba de Tutankamón, incluida su máscara mortuoria en oro macizo, fue descubierta en 1922 por Howard Carter.