«¡Esa é a de Beckham! Non, muller, non, esta é de imitación»

SOCIEDAD

Los dobles de la Spice, Robbie Williams, Amy Winehouse, Elton John y Enrique de Inglaterra pasean por A Coruña

09 jul 2009 . Actualizado a las 14:25 h.

«Límpiate aquí guapiña!». Una pescantina de la plaza de San Agustín, en A Coruña, muestra un trozo de su mandil a Victoria Beckham. Tiene los dedos ligeramente manchados, el índice y el pulgar. Los ha teñido con el jugo rojo de una fresa. Para limpiarse da palmaditas cortas con los dos dedos. Es la alternativa posh ('pijo' en inglés) a rozarlos con el paño que le ofrece la mujer que ha venido corriendo desde la otra punta. Vicky, o mejor dicho su doble Gill Boughey, la que la sustituyó en la película Quiero ser como Beckham y que ayer estuvo en esa ciudad gallega para hacer una campaña de una ginebra inglesa. Está totalmente sumergida en el papel, lleva viviendo de ello diez años. Incluso aquí en el mercado no aparca la pose Vicky. Se acercó a un puesto de fruta, preguntó qué eran aquellas vainas verdes (guisantes) que había en el establecimiento, tocó las claudias y probó la fresa roja, grande, jugosa..., del país, que le pringó la mano. La joven tocaba y preguntaba, pero en inglés. «Non falas o ghallegho. Non sei o que dis, pero é igual. Non o falas porque non o aprendiches», respondía cantando la titular del puesto, Pilar a secas.

A la placera le pareció poco la fresa. «¡Non queres ahora un plátano. ¡Mira!», la interrogó. Pilar a secas la vio delgada, cogió la piña bananera que adornaba el frontal de la frutería y se la plantó en la cara. Pero Vicky no solo recibió obsequios frutales. También fue objeto de grandes piropos. «¡Eres moi guapa neniña! ¡Eres ben guapa! ¿Pero onde vai o teu home?», le lanzó otra placera llegada desde la otra punta. «Pensei que era a de Beckham, pero é de imitación», comentó la recién llegada. Una compañera vuelve a preguntar por el esposo: «Estaban pola calle Real, que vieron a unos en un coche de lujo».

Guardaespaldas

Los que no eran réplica de goma, tal y como pudo comprobar de primera mano, eran los guardaespaldas. «Cando vos vía na tele pensaba que érades de mentira, pero sodes de verdade», apuntaba al tiempo que les tocaba el brazo, apretando, con fuerza. La Beckham de imitación continuó el paseo. Pasó por la parte en la que colgaba la carne y vio, de lejos, el pescado. Le tiene fobia a los peces. Le van más la tortilla o los huevos con chorizo. Volvió a la calle. Alguna placera aún fue detrás. «¡Guapa, que eres ben guapa!», le gritaban. Luego volvió sobre sus pasos. Atravesó las pequeñas calles que llevan hasta la calle Real, la que guarda la fama de ser una de las más comerciales de la ciudad, provocando que, con cierto ralentí, algunos, sobre todo ellas, voltearan la cabeza para mirarla. Caras de asombro o de desconcierto. Antes, un hombre con flauta y perro, aprovechó para pedir algo. No hubo moneda. «Mucha Beckham, pero no me ha dado nada», contó luego.

Los transeúntes mudaban la cara al verla. Incluso el diputado socialista José Manuel Lage Tuñas quedó estupefacto al verla. Tuvo que ser un periodista el que le abriera los ojos. Fue quien le espetó que no era ella. Era una doble.