Setenta personas esperan recibir la herencia del último miembro de una aristocrática familia portuguesa al que nunca conocieron y que les escogió como beneficiarios de su testamento a través de la guía telefónica de Lisboa. Según revela el semanario portugués Sol , Luis Carlos de Noronha Cabral da Cámara redactó su testamento cuando contaba 29 años y aunque murió a los 42, en el 2001, no cambió el texto. El hombre murió de forma misteriosa en su casa de la localidad de Calvos, donde apareció en un charco de sangre con una profunda herida en la cabeza. Sus conocidos hablan de suicidio, pero la autopsia señaló causas naturales, probablemente una caída, aunque nadie encuentra explicación a una nota que dejó pegada a la puerta de la casa y que sólo decía: «Socorro». Un piso y una casa La reacción de los 70 beneficiarios fue unánime, y tras comprobar que no se trataba de una broma y que el difunto no tenía deudas, contactaron con un abogado para recibir la herencia, formada por un piso en Lisboa con 12 habitaciones, la casa donde falleció, un coche, una moto, dos escopetas de caza, una carabina y 25.000 euros. Noronha Cabral da Cámara nació fruto de la relación entre María Isabel y un dependiente de una tienda de ultramarinos situada al pie de la casa familiar; los abuelos le pusieron los apellidos de un tío materno y silenciaron el asunto. A la muerte de su abuelo y de la asistenta que lo crió, Luis Carlos se quedó solo, pues su abuela y su enloquecida madre fueron internadas. El noble no estudió, nunca trabajó y no se le conocieron novias.