Pepe y Nino dieron el sí

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE

SOCIEDAD

Santi M. Amil

El edil de Cultura de Ourense y su novio se casaron ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento de su ciudad ante un gran número de militantes del Partido Popular

30 ene 2019 . Actualizado a las 10:59 h.

Puntuales y felices. Así llegaron ayer al Ayuntamiento de Ourense los novios más populares que se han casado últimamente en la ciudad de As Burgas. Los esperaban decenas de invitados -y muchos curiosos-, ansiosos todos ellos por ser testigos no sólo de la primera boda gay que se celebra en la capital, sino también de la primera en España en la que uno de los contrayentes es edil del Partido Popular. Pepe Araújo, concejal de Cultura del Ayuntamiento ourensano, y Nino Crespo, su novio, supieron aprovechar muy bien la oportunidad que les ha brindado el Gobierno del PSOE y organizaron una boda en la que la lista de invitados ascendía a más de 400 personas, entre los que había políticos de todos los colores, caras conocidas de la sociedad ourensana y muchos anónimos. Minutos antes de las dos de la tarde, los coches de los novios hacían su entrada en el recinto de la praza Maior de la ciudad. Allí los esperaban muchos invitados, uno de ellos, el alcalde de la capital, especialmente emocionado. Él fue el maestro de ceremonias del enlace, a lo que en ningún momento ha puesto impedimento alguno. Más bien al contrario. «O Partido Popular non se pecha a estas cousas», comentaba Manuel Cabezas al ser preguntado sobre la oposición de algunos compañeros regidores a este tipo de celebraciones. Cabezas insistió en que se sentía «orgulloso de poder casar a un compañeiro». Apoyo oficial Buena prueba de que el partido no sólo no se opone a la boda, sino que además la apoya, fue la presencia de los presidentes regional y provincial del PP en el enlace. Juntos -y después de que los novios ya hubiesen entrado- llegaron a las puertas del Ayuntamiento ourensano Alberto Núñez Feijoo y José Luis Baltar, deseando además la mejor de las suertes a la pareja. «Nós temos un formulamento claro da liberdade sexual e non sacamos rédito político destas cousas», aseguró el líder popular gallego, que tuvo que ausentarse del banquete casi sin poder tomar el postre, debido a lo apretado de su agenda. Para entonces, Pepe y Nino ya se habían convertido en un matrimonio con los mismos derechos que cualquier otro, tras una ceremonia de apenas quince minutos a la que -a pesar de las reducidas dimensiones del salón de plenos- asistieron casi un centenar de personas. Algunos de ellos comentaron después lo emocionado -y algo extenso- que estuvo el alcalde al recordar la época en la que conoció a los novios, hace ya algunos años. La propia pareja, que no dudó en besarse cuantas veces se lo pidieron tanto los fotógrafos como sus propios amigos y soportó estoicamente la inevitable lluvia de arroz y pétalos de rosas, aseguraba sentirse muy feliz tras la ceremonia, que calificó de normal. Además, Pepe y Nino quisieron dejar claro uno de sus deseos de cara al futuro: «O próximo que queremos facer, dentro dun tempo, é adoptar un neno», aseguró uno de ellos en nombre de los dos. Antes de eso (concretamente dentro de algunas horas), comenzarán a disfrutar de una legítima luna de miel que los llevará, entre otros destinos, hasta La Habana. El ágape Tras los saludos, los besos, las fotos y las declaraciones, la comitiva nupcial cambió de escenario y se desplazó varios kilómetros hasta otro municipio, el de Amoeiro. Allí, en un pazo en el que se había preparado una enorme carpa para la ocasión, continuaron las celebraciones, a las que acudieron más de 300 personas. Pepe y Nino quisieron un compromiso multitudinario. Fue su elección.