Chungwa

J. C. ORTIZ

SOCIEDAD

23 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

NADA de manos sobre el pecho sudoroso, ni miradas perdidas en el infinito ni banderas peinadas por el viento en las gradas. Los himnos nacionales pueden tener su días contados en los campos de fútbol. Para Joseph Blatter, presidente de la FIFA, las pomposas músicas con las que comienzan los partidos internacionales tienen efectos perniciosos sobre el alma humana y podrían dejar de sonar en los estadios. Ya saben, se exacerban inútilmente los ánimos y al final son los antidisturbios los que van detrás de la pelota. Mientras por estos lares asistimos resignados a la dogmatización de la vida política, resulta que en el resto del planeta estas cosas empiezan a estar mal vistas. Miles de kenianos salieron a las calles el lunes al grito de «chungwa, chungwa» para celebrar los resultados de un referéndum constitucional. Chungwa , que significa naranja en idioma suajili, fue la consigna coreada por la multitud en alusión al símbolo que la comisión electoral adjudicó a las papeletas contrarias al proyecto constitucional, y que derrotaron en las urnas a las que lo apoyaban, representadas por una banana. Pensados para facilitar la votación a los analfabetos, lo cierto es que la elección entre un plátano y un cítrico contribuyó a desdramatizar un proceso electoral que comenzó teñido de sangre. Y es que ya lo patentó Thomas?Jefferson en la madre de todas las constituciones. La democracia tiene bastante que ver con la búsqueda de la felicidad. Lo demás es ruido.