Un estudio demuestra que un compuesto del sudor masculino provoca reacciones similares en el cerebro de mujeres y gais
10 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.En pleno fragor del debate sobre la homosexualidad, con declaraciones cruzadas muy poco científicas y muy apasionadas un estudio efectuado por el Instituto Karolinska de Estocolmo y publicado en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences , puede arrojar un poco de luz para quienes todavía opinan que hay homosexuales biológicos y otros «por vicio». En realidad, el estudio fue muy sencillo. Usando una feromona que se halla en el sudor masculino y que es un derivado de la testosterona, los científicos suecos comprobaron que, al olerlo, se estimulaba una parte del cerebro relacionado con la sexualidad en las mujeres y en los hombres homosexuales, sin que en los varones heterosexuales provocara respuesta sexual alguna. El compuesto en cuestión se llama AND y es el equivalente al que se halla en la orina de las mujeres, conocido como EST. El olor del compuesto femenino activó los instintos sexuales de los hombres heterosexuales, pero no el de los otros dos grupos de control. Conducta probada Lo cierto es que el impacto de algunos compuestos hormonales sobre la sexualidad humana a través del olor ya había sido demostrado en anteriores investigaciones. Sin embargo, en este nuevo estudio se ha introducido la cuestión homosexual de manera que parece quedar probado que las tendencias sexuales son en buena medida una característica biológica más que una tendencia elegida. En cualquier caso, el estudio sueco refuerza la importancia de los olores en la sexualidad. De hecho, durante la investigación, los sujetos que participaron olieron otras sustancias diferentes a las feromonas: cedro y lavanda, por ejemplo. En ese caso, la única zona del cerebro que se activó fue la que distingue los olores. La discusión con respecto a las feromonas está relacionada con el hecho de que en muchos animales, según señala la agencia Reuters, las señales que emiten estas feromonas llegan hasta el hipotálamo de los animales a través de una estructura llamada órgano vomeronasal que se halla en la nariz o muy cerca. Los humanos disponen de esta fosa vomeronasal, pero no con los nervios que la conectan con el cerebro. Sin embargo, los estudios parecen demostrar que la conexión efectivamente existe y que está relacionada con la tendencia sexual de los humanos.