La dura caída de Hillary

La Voz

SOCIEDAD

05 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

La vida es como una escalera. A veces cuesta abajo y a veces cuesta arriba. La de Hillary Clinton ha tenido subidas y también bajadas, por eso resulta muy simbólico que precisamente en el día en que se daba a conocer la publicación, el próximo lunes, de su libro de memorias, el fotógrafo la pillase en ese escalón intermedio en el que su destino depende de la dirección que elija. La obra, titulada Living History ( historia viviente), es uno de los libros más esperados del año en EE.UU. y medio mundo. Y no precisamente por la vida de Hillary, que no deja de ser interesante, sino porque es la primera vez que habla en primera persona del escándalo Lewinsky. Después de jurarle a ella y a todo el país que era mentira, un día antes de tener que testificar sobre el asunto, Bill la despertó con esa frase de «tengo algo que decirte», que nunca va seguida de nada bueno. Y lo que siguió fue lo que todos sabemos, algo que dejó a la ex primera dama «muda de asombro, con el corazón roto y ultrajada». Lo más tierno que sintió hacia él fueron ganas de «retorcerle el cuello». Yo lo habría hecho. Enrique Iglesias lo ha confesado: mentalmente sigue siendo un niño y un inmaduro. Ésta es la razón por la cual no quiere casarse ni ser padre, aunque ya va adelantando trabajo haciendo prácticas en su dormitorio «con quien se deje». Así justifica en el diario mexicano Reforma el desmentido de su supuesta boda secreta con la tenista rusa Anna Kournikova. Más argumentos: asegura que si se hubiera casado recientemente «no estaría dando entrevistas» sino dedicándose a otros asuntos. Y ya por no cambiar de familia, la gran exclusiva de las revistas de esta semana es la casa, por llamarla así, en la que Julio Iglesias vive en la República Dominicana. Para que se hagan una idea sin ver las fotos de ¡Hola! , pueden imaginarse un macrocomplejo turístico de lujo en plena playa de Punta Cana y ya estarán muy cerca de la realidad. Cualquier constructor se frotaría las manos con sólo ver lo que mide esa cocina o ese salón. Vamos, que en ese espacio levantaría seis o siete dúplex para familias numerosas y se quedaría tan contento. Por tener tiene hasta una escuela para sus hijos. Tengo que confesar que no comparto el gusto decorativo de Julio, artífice de esta serie de templetes que rodean a una piscina que va serpenteando por todo el terreno. A mí lo de construir un templo balinés en pleno Caribe me parece un poco fuera de contexto. Claro que lo mejor de todo son las declaraciones de gran alcance de Miranda: «Me encanta ser ama de casa». Disculpen que me muera de risa un rato antes de seguir escribiendo. Ya me repongo, y sigo con las novedades del corazón, que básicamente se centran en la confirmación del amor entre Isabel Pantoja y Julián Muñoz, que estuvieron juntos en el Rocío, la boda en alta mar a bordo de un velero de la ex Mecano Ana Torroja, y la modelo Inés Sastre, que da por zanjado el asunto de su ruptura con su ex novio tres meses antes de la boda: «Un día te das cuenta de que no vas por la buena dirección y simplemente la cambias, sin traumatizarte». No sé si el rubio acompañante que la lleva en velero a Portofino tendrá algo que ver en este enderezamiento de rumbo sin traumas. Por último, si tienen oportunidad, no se pierdan el cursi y poco favorecedor vestido de gasa verde agua que llevó Ana Aznar al Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco. Ella y su marido iban como invitados del promiscuo playboy Flavio Briatore, ex de Naomi Campbell. No hay palabras. El diputado chileno Rodolfo Seguel ha tenido una idea magnífica que secundo desde aquí y que dirijo a quien corresponda: propuso que se legalice la siesta de 20 minutos para todos los trabajadores del país. Esto, según dice, permitiría «aumentar la productividad», ya que después del descanso se tiene el mismo rendimiento que al comienzo de la jornada laboral. Página en Internet: