¡Ay, mamá: cómo es Chayanne!

César Casal González

SOCIEDAD

El cantante de Puerto Rico, riquísimo, arrasó en el debut en A Coruña de su gira española Lleno total para ver al «Ken de la Barbie» cantar temas como Salomé o Torero

30 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

De negro, negro sombra, como un choco de la ría, salió vestido. Igual de sabroso, de Puerto Rico, riquísimo, a tenor de las miles de enamoradas que abarrotaron el Coliseo coruñés para ver a Chayanne. Fue un boom-boom, al cuadrado. Así empezó y terminó su concierto el gimnasta del pop caribeño. El periodista se lo curró. Encuesta a pie de obra: «¿Ricky Martin o Chayanne?». Goleada del segundo. «Baila mejor, canta mejor, se mueve mejor y además hace baladas». Ésa fue la respuesta más escuchada. Habrá que repetir cuando venga Ricky Martin. No empezó con balada ni mucho menos. Comenzó a lo bestia. Del boom-boom al provócame. ¡Vaya cómo le provocaban! Antes, novedad. Pantallas comerciales para que la gente escribiese mensajes por el móvil. Un éxito: «Feliz cumpleaños, Pachi. Eva, de Riazor» o «Soy el doble de Chayanne, estoy delante. Ven a por mí». En medio, los de la organización: «No desesperéis niñas que ya salgo. Firma: Chayanne, el de verdad». Puro marketing. Con el puro marketing se hizo esperar veinte minutos. Éste no respeta ni las horas de cierre de los periódicos. El concierto fue una lección, una lección de diversión linda, muy linda. Las mujeres son superiores. No se comen la cabeza. Disfrutan y no le dan la vuelta al producto. Al tercer tema estaban todas de pie danzando. Chayanne puso a los del OT (¿o es ET?) en su sitio. Bisbal y Bustamante al lado de Chayanne son dos boy-scouts perdidos en el bosque de la música. Este tipo es un profesional. Si se mueve en la cama como en el escenario, uno entendería la locura colectiva que vivieron las chicas. Con sus giros de brazos se podría solucionar todo el tráfico aéreo de Barajas. Qué ímpetu. Si empezó de chaleco de cuero negro, terminó de camisa blanca y a pecho descubierto. Chayanne fue torero. Puso el alma en el ruedo del Coliseo. Lo que hubiesen dado ellas por llevarse los dos orejas, ¿el rabo?, de este geyperman .