Vince Vaughn encarna a un exdetective tan desastroso como perspicaz que busca la redención en Florida en esta serie de Apple TV+
08 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Mono malo se lleva, de calle, el título de la serie más refrescante del verano. Puede llevar a engaño el título de esta nueva apuesta de Apple TV+, el brazo audiovisual de la marca de tecnología, cuyos altos ingresos permiten a la empresa apostar por una oferta en streaming que, de momento, está lejos de ser rentable, como ocurre con las superproducciones de Prime Video, quemando el capital de Amazon. Como espectadores, que nos sigan pagando la fiesta. La serie también goza de un presupuesto más que holgado, con un reparto coral y múltiples localizaciones en Florida, un escenario playero que invita a tomarse un daiquiri frente a la pantalla cómodamente sentado en el sofá de casa.
Mono malo presenta a un exdetective que quiere recuperar su licencia desesperadamente. Por liarla parda más de la cuenta, con métodos éticamente reprochables, y liarse equivocadamente con la mujer de otro, el inspector protagonista del entuerto ha sido cesado, pero cualquier excusa es válida para demostrar su valía como investigador.
Un grupo de turistas disfruta del lugar paradisíaco pescando en un yate alquilado. Ante su sorpresa, lo que pica el anzuelo no es un preciado pescado, es el brazo mutilado de un hombre con un anillo llamativo en el dedo índice. Es el principio de una sucesión de hechos donde prima el encaje de anécdotas, aparentemente inconexas, y el cruce de personajes, a cual más variopinto. La extremidad despedazada, quizás debido a la mordedura de un escualo, un inesperado accidente en alta mar o un vil asesinato, funcionan como la oreja cortada del comienzo de Terciopelo azul, pero con un claro sentido del humor alejado del fascinante onirismo envolvente de David Lynch.
El tono de Mono malo, serie basada en la novela de Carl Hiaasen, es de comedia dinámica, con un toque de cine negro desenfadado, como apunta una voz en off que aporta información sin pecar de redundante. El caso por investigar, de dónde sale el miembro amputado naufragado, es la excusa perfecta para desplegar la vena cómica y el carisma indudable de Vince Vaughn, encargado de dar vida al protagonista de la función, un tipo tan desastroso como perspicaz que puede recordar a más de un papel defendido por Bruce Willis en su añorada filmografía.
Expulsado del Departamento de Policía de Miami, ve una oportunidad para volver a su antigua labor si soluciona el misterio del brazo cortado, que viaja en una nevera portátil entre hielos.
El galardonado productor ejecutivo Bill Lawrence, cuyo nombre figura en los créditos de Ted Lasso y Terapia sin filtro, está detrás de este proyecto coprotagonizado por L. Scott Caldwell (El fugitivo), Rob Delaney (Catastrophe), Meredith Hagner (Pirados al rescate), Natalie Martinez (La promesa del retorno) o, Alex Moffat (Saturday Night Live), entre otros.
Cínico verborreico
Mono malo, cuya primera temporada costa de diez capítulos, es entretenida, con un medido suspense, perfecta para ser devorada en el período vacacional, con un estimable catálogo de imágenes soleadas y un protagonista deslenguado e imprevisible que equilibra su torpeza y sagacidad.
Vaughn está en su salsa, con su imponente físico, en la piel de un cínico verborreico entre el bien y el mal. Los diálogos que intercambia este rol de entrañable estampa, con el cual es fácil empatizar, con los individuos que se va encontrando durante su aventurada investigación resultan ácidos y originales. Quizás algunos momentos se estiran de más, como es habitual en el formato serializado, pero el ritmo acompaña y es digna de aprecio su solvente puesta en escena y cierta caricaturización de algunos personajes rocambolescos que hacen avanzar la acción con giros no siempre previsibles.
La cotidianidad choca con la casualidad y los imprevistos en un marco donde puede pasar cualquier cosa. No falta el punto crítico, contra la gentrificación y el abuso del medio ambiente. Por supuesto, hay un mono, que recuerda inevitablemente al jocoso compañero de Pippi Calzaslargas. Hasta aquí podemos informar.