¿Cuántas series son demasiadas? Para este 2019, se esperan más de 500 estrenos con inversiones millonarias. Rescatamos 14 títulos que han pasado desapercibidos, pero que bien merecen un visionado

María Viñas
Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Máster de Edición Periodística en la Ecuela de Medios de La Voz de Galicia. maria.vinas@lavoz.es

El año pasado, se estrenaron en Estados Unidos, según el análisis de la FX, única radiografía fiable sobre este panorama, un total de 495 series originales. En el 2017 habían sido 487; en el 2002, 186. Para este 2019, se esperan más de 500 producciones nuevas con inversiones millonarias: Netflix dedicará unos 13.000 millones a títulos propios, Amazon ha desembolsado 250 millones solamente para adaptar a la ficción dosificada El señor de los Anillos y Hulu acaba de ser adquirida por Disney, más que dispuesta a volcarse en la producción original. La factoría de animación planea, además, lanzar en breves su propia plataforma, Disney+, Facebook ya anda en el ajo y a Apple se la espera para antes del verano con -ojo- un servicio que podría ser gratuito para usuarios que cuenten con alguno de sus dispositivos. 

No se ve luz al final de este túnel de proliferación de estrenos, conocido como Peak TV o televisión máxima, eclosión de un bum sobre el que los directivos del sector llevan tiempo avisando: el fenómeno, alertan, será «inabarcable», incapaz de ser manejado. «Simplemente, es demasiada televisión», valoró John Landgraf, presidente del canal FX, hace unos meses. Ya el año pasado, Fernando Jerez, director del canal #O de Movistar, advertía de que la edad de oro de la series también sería sobreabundancia, saturación y ansiedad. No hay tiempo material para consumir todo lo que se sirve.  

La agobiante burbuja también tiene sus ventajas: hay oferta para literalmente todos los gustos -con todo lo que supone para el sector: demanda y carga de trabajo- y hueco para títulos que, de otra forma, jamás hubiesen visto la luz, no por malos, por minoritarios más bien, por menos comerciales o por no haber llamado a la puerta adecuada -TNT, HBO FX y Showtime rechazaron Breaking Bad, que finalmente financió AMC-. Así, entre tanto relleno se cuelan virguerías que sin un aparato publicitario potente que las saque a flote suelen quedar fondeadas en catálogos infinitos. Recopilamos 14 de ellas

3 %

Se puede ver en: Netflix. Temporadas: Dos y otra en camino. País: Brasil. 

La población de Brasil, país donde se produce, graba y sitúa esta historia, es aproximadamente el 3 % de la población mundial, mismo porcentaje que Pedro Aguilera, creador de la serie, eligió como tope de privilegiados de un mundo, futuro, sumido en una pobreza extrema. La primera serie original brasileña de Netflix, que primero fue una webserie para Youtube hasta que la plataforma de streaming se hizo con los derechos y completó la temporada, parte de una idea muy lúcida y mejor llevada: Brasil, dentro de unos cuantos años, como una inmensa favela en la que malvive el 97 % de sus habitantes ¿El resto? «Emigra» a un avanzado y desconocido lugar llamado Mar Alto después de, literalmente, haberse ganado a pulso su estancia en él. Para ello, deberá superar unas «pruebas de acceso», conocidas como «el proceso», a las que todos los chicos y chicas tienen la oportunidad de presentarse a los 20 años. De su resultado dependerá el tipo de vida que acabarán llevando: solo tres de cada cien -los más fuertes, los más inteligentes, los más espabilados y osados- pasarán a formar parte de esa élite.

Lo mejor: Aunque suene a distopía adolescente y recuerde a Los juegos del hambre, a la saga Divergente o incluso a Los 100, poco tiene que ver con tales títulos esta pieza (que ya son dos -y en el horno, una tercera-), maestra en la psicología de lo social y de lo colectivo, con unos personajes muy poco arquetípicos y una factura aseadísima, que separa con destreza los dos mundos opuestos. Fantásticas son también sus interpretaciones  -fabulosa Vaneza Oliveira y João Miguel- y el contrapunto que toda aventura requiere, la Causa, un movimiento contracultural dispuesto a sabotear al sistema. ¿Los malos? Quizá. 

Young and Promising

Se puede ver en: FilminTemporadas: Tres. País: Noruega.

A pesar de tratarse de una producción Noruega, está exenta de crímenes sórdidos, de agentes de policía huraños y de cadáveres en el hielo. Hay vida ahí arriba más allá del nordic noir: lo intuimos ya con Borgen (Dinamarca) y también con Occupied, y confirmamos ahora con Young and Promising (Unge lovende). Con demasiada insistencia se la ha comparado con Girls, buen cebo el paralelismo. Sintiéndolo mucho (o no), esta es más que una versión nórdica de Hannah y sus emancipadas colegas creyéndose adultas: aquí las amigas son tres en vez de cuatro, menos escatológicas y millennials que las neoyorkinas, pero igual de presionadas por las expectativas sociales y por sus propias aspiraciones. Y, como la de Lena Dunham, está escrita y protagonizada por su creadora, Siri Seljeseth.

Lo mejor: Su capacidad para calar en el espectador, tan natural y tan irónica, y su manera de aborda temas como la salud mental, las relaciones tóxicas, las renuncias a la hora de cumplir los sueños personales, los abusos o las adicciones.

Represalias

Se puede ver en: NetflixTemporadas: Una, autoconclusiva, de solo cuatro episodios. País: Reino Unido.

La BBC estrenó en el 2016 una miniserie que más tarde incorporó discretamente Netflix en su catálogo y que bien merece asignarle una tarde lluviosa. Se trata de un absorbente thriller, con una sólidas interpretaciones -John Lynch, Joe Dempsie , Georgina Campbell o Juliet Stevenson, estos especialmente estupendos- y un arranque de puro infarto: un hombre sufre un accidente de tráfico en el medio de la más absoluta nada escocesa, en pleno rural, junto a dos casas donde viven sendas familias vecinas y también emparentadas; sus respectivos hijos eran marido y mujer hasta que alguien les asesinó a sangre fría. Casualidades de la vida (o no), el responsable resulta ser la víctima del siniestro, que queda malherido de la salida de la vía y a merced de los resentidos parientes. 

Lo mejor: la ambientación en esa Escocia agraria, su potente reparto y un manejo de la tensión que nos invitar a teorizar, teorizar y teorizar sin parar en busca de conexiones, soluciones y culpables.

Inside nº9

Se puede ver en: Filmin. Temporadas: Cuatro, pero es una serie antológica (historias independientes). País: Reino Unido.

Serie de culto británica, con cuatro temporadas disponibles y una en camino -de seis capítulos de media hora de duración cada una-, que, sin embargo, se ha visto eclipsada por el tirón de Black Mirror, ambas, producciones antológicas (integradas por historias independientes). Poco tienen que ver sus entrañas. Mientras que el experimento de Charlie Brooker planea en círculos sobre la ciencia ficción, el mal tecnológico y la inminencia de un mundo (casi) siempre peor, la apuesta de Steve Pemberton y Reece Shearshmith prefiere arrancar sonrisas a través de desconcertantes e incluso bizarros giros de guion, ejecuciones originales e incluso sorpresas disparatadas. Inside nº9 es una comedia muy negra que ambienta sus capítulo en un espacio diferente cada vez, identificado siempre por el número 9. Todos los episodios transcurren en tiempo real, lo que los convierte en experiencias nuevas y muy espontáneas. 

Lo mejor: Su capítulo especial de Halloween, considerado el mejor episodio del 2018 según The Guardian. Fue rodado en riguroso directo.

Fleabag

Se puede ver en: Amazon Prime Video. Temporadas: una, de seis capítulos (otra en camino). País: Reino Unido. 

Fleabag fue primero obra de teatro y luego serie, una pieza rara, racionada en seis episodios y difícil de encontrar hasta que Amazon Prime Video la incluyó en su archivos a demanda. Phoebe Waller-Bridge -actriz, guionista y directora- era una desconocida veinteañera cuando se recorrió junto a su colega Vicky Jones los escenarios alternativos del Soho londinense relatando dilemas varios de las mujeres jóvenes y solteras con mucha gracia y no poco drama. Estos dolores de cabeza pronto se convirtieron en serie -la BBC estuvo rápida-, una irreverente dramedia, en la que Waller-Bridge -quién la escribe y la protagoniza, y a quién ya vimos en la segunda temporada de Broadchurch- se dirige constantemente al espectador, paño de lágrimas y cómplice de una penas que en otro caso serían propias de culebrón, pero que aquí -magia- se convierten, paradójicamente, en subterfugio. Queremos ser como ella, tener su talante, su descaro y sus descomplejos. 

Lo mejor: Siempre al borde del precipicio; el desastre más absoluto, a la espera. Pero Flea, a pesar de todo, se mantiene lúcida y ácida, llena de un desparpajo que ella misma parece desconocer poseer. Y eso es muy de agradecer, dar con personajes así: llenos de recursos, con una vida sospechosamente parecida a la nuestra, sin filtro, y sin embargo, qué bien lo gestionan. Incluso las lágrimas. Aplaudimos también su concisión (episodios de unos 25 minutos), su estética y sus esfuerzos por esquivar el chiste fácil. Larga vida a Feabag. 

Crashing

Se puede ver en: Netflix. Temporadas: una. País: Reino Unido. 

Para que no haya confusión, hay dos Crashing: la de HBO, creada y protagonizada por Pete Holmes -tres temporadas sobre un comediante que «reevalúa su vida después de descubrir que su esposa es infiel»- y la de Channel 4, producida por Big Talk Productions y estrenada en el 2016, que es la que nos interesa y más convence de las dos. Curiosamente también la protagoniza Phoebe Waller-Bridge, parte aquí de un fabuloso reparto coral que completan, entre otros, Damien Molony, Jonathan Bailey y Julie Dray: son, en total, seis jóvenes británicos (bastante personajes ellos) que viven en un hospital abandonado en calidad de guardianes de la propiedad -como okupas, pero legalmente-. De nuevo, una serie sobre millennials, pero muy distinta a lo que normalmente se nos sirve. Muy fresca y muy divertida.

Lo mejor: Su sinceridad, dentro de lo esperpéntico que resulta todo. Lo entretenida que es y sus diálogos, de colmillo afiladísimo. 

La desaparición de Kiri

Se puede ver en: Filmin. Temporadas: una de solo cuatro capítulos, autoconclusiva. País: Reino Unido. 

Kiri tiene nueve años y es una niña negra, hija de una adicta que murió de sobredosis. Está a punto de ser adoptada por una familia blanca de clase media cuando, durante una visita a casa de su abuelo biológico, coincidiendo con un permiso penitenciario de su padre, desaparece. La trabajadora social que permitió el encuentro -maravillosa Sarah Lancashire, quién ya demostró todo su talento en Happy Valley- tendrá que apechugar con la culpa, sobre todo la de la propia conciencia, que es la que más pesa, y es gracias a ella que la serie toma un derrotero distinto al drama policial clásico. Brujulea, tirando de este hilo, en las relaciones de clase, en los prejuicios raciales, en los privilegios, las relaciones familiares, el papel de las instituciones y de los servicios sociales, en la injusticia y, sobre todo, en la responsabilidad. 

Lo mejor: Lancashire, que aporta profundidad y fuerza, y una fotografía impecable. 

Historia de un clan

Temporadas: una, autoconclusiva, de 13 episodios. País: Argentina.

Historia de un clan es una de esas producciones basadas en hechos reales que, de no haberlo estarlo, hubiese sido tachada de inverosímil. Pero sucedió. Recoge el entramado criminal doméstico que los Puccio armaron en el calor de su propio hogar en la década de los 80, una familia de clase media-alta que, de cabeza a la bancarrota, se dedicó a secuestrar y asesinar a conocidos (pudientes) para conservar su nivel económico y social. Esta anécdota ha sido, casualmente, inspiración de dos productos paralelos en el tiempo, la película El Clan, dirigida por Pablo Trapero, y la serie de Luis Ortega -quién también dirige El ángel-, protagonizada por, entre otros, Chino Darín, Cecilia Roth y Alejandro Awada. Ambas narran los mismos hechos: los Puccio escondían a sus víctimas, pedían rescates millonarios, los cobraban y después las mataban porque eran empresarios de su círculo cercano o amigos de sus hijos. Retuvieron hasta a cuatro personas y mataron a tres. 

Lo mejor: Su factura y su estética, siniestra, pero también extravagante, grotesca y de gran belleza visual; las relaciones surrealistas entre los secuestradores, los secuestrados y sus familias; la fuerza de los personajes, sobre todo del de Roth; y lo interesante de la trama. 

1992/1993

Se puede ver en: Movistar. Temporadas: Dos (la primera, 1992; la segunda, 1993). País: Italia.

Un thriller político de dos temporadas que, como bien avanzan sus títulos, se trasladan a 1992, la primera, y a 1993, la segunda, ambas a Italia. Fueron estos años convulsos para el país con silueta de bota; por los aires, el escándalo de corrupción Tangentópolis: el juez Di Pietro y otros valientes miembros de la judicatura desmontaron y sacaron a la luz un sistema paralelo montado por el partido socialista, en connivencia pacífica con la Democracia Cristiana, que rompió la estabilidad política que durante casi 50 años había presidido el país. Se creó así un campo de cultivo perfecto para la escalada al poder de Berlusconi y la emergencia de nuevos partidos con posiciones extremas. En este contexto populista y viciado, en pleno terremoto político, se sitúa esta serie y sus protagonistas, algunos de ellos basados en personajes reales. Diez capítulos por entrega que, además, rondan constantemente el tema de las esperanzas rotas.

Lo mejor: Que sumerge al espectador en la historia viva de un país que casi es vecino, especialmente en un sistema que presenta preocupantes similitudes con el nuestro. Y sus hechizantes personajes.

The Jinx

Se puede ver en: HBO. Temporadas: Una. País: EE.UU. 

Documental de seis episodios que repasa el caso real de Robert Durst -aviso, no busquen nada en Google de él porque los titulares les destriparán el visionado-, un heredero de una familia multimillonaria de Nueva York envuelto en tres crímenes sin resolver: la desaparición de su mujer; el asesinato, 12 años más tarde, de una amiga cercana y testigo clave de este primer caso; y el desmembramiento de un hombre en Galveston, Texas. Nunca lograron incriminarle. Este trabajo, magnífico en su factura, en su relato y en su reconstrucción de los hechos, expone información que durante mucho tiempo estuvo oculta, descubierta en una investigación que se alargó hasta siete años. 

Lo mejor: Él, brillante, escurridizo y escalofriante. Toda una fuente de secretos. 

El jardín de bronce

Se puede ver en: HBO. Temporadas: Una. País: Argentina. 

Moira tiene cuatro años. Sale de casa -agarrada de una mano a la chica que se encarga de cuidarla; de la otra, a su peluche favorito-, se sube a un vagón del metro de Buenos Aires camino de una fiesta de cumpleaños y desaparece, nada se sabe nunca más de ellas. El jardín de bronceque adapta la novela homónima del escritor Gustavo Malajovich, es la desesperada lucha de un padre, el arquitecto Fabián Danubio (Joaquín Furriel), por recuperar a su hija. Ante la falta de respuestas de la policía, toma la iniciativa, aliado con un excéntrico detective privado, y convierte la búsqueda de la pequeña en una obsesión.

Lo mejor: La construcción de sus personajes y sus interpretaciones -sobre todo la del detective Doberti (Luis Luque)-, la atmósfera y la historia en sí, su evolución, no queda ni un solo hilo suelto. Muy seductora e intrigante.

Rectify

Se puede ver en: Netflix. Temporadas: Cuatro. País: EE.UU.

Los críticos enloquecieron, entusiasmados, con ella, pero por alguna inexplicable razón, son más aquellos espectadores que no han visto Rectify que los que sí lo han hecho. Estrenada en abril del 2013, este drama se alargó durante cuatro temporadas, con episodios variables cada una: la primera y la tercera se componen de seis capítulos; la segunda, de diez; y la cuarta y última, de ocho. Creada por Ray McKinnon y producida por Don Kurt, relata la historia de Daniel Holden, un hombre que pasa 19 años en la cárcel después de haber sido condenado a pena de muerte por la violación y asesinato de su novia Hanna Dean. Una prueba de ADN lo exculpa y queda en libertad. En ese mismo momento, con Holden pisando la calle dos décadas después, arranca el primer episodio. «Trata de manera excepcional lo que viene después de la cárcel para los exconvictos, para sus familias y para toda una comunidad. Es un meticuloso trabajo de reconstrucción, con un sentido visual maravilloso. Da la sensación de que la cámara también hubiera sido puesta en libertad en el mundo después de dos décadas grabando únicamente las cuatro paredes de una celda», dijo de ella James Poniewozik, crítico de The New York TimesPoco más se puede añadir.

Lo mejor: El renacer de su protagonista, su cuidada selección musical y su estética. También todo lo que plantea: el beneficio de la duda, que en este mundo ni todo es blanco, ni negro. Los matices.

Rita

Se puede ver en: Netflix. Temporadas: Cuatro. País: Dinamarca.

Tragicomedia danesa sobre una profesora de un instituto, separada y con tres hijos. Estamos ante una irreverente mujer, madre discutible, pero subversiva y excelente educadora, y es esta contradicción lo que explora constatemente la serie, la incapacidad de Rita para lidiar con su propia jauría -también con su madre y su exmarido- y su destreza para orientar en las aulas.

Lo mejor: Las interesantes lecciones que se pueden extraer de su filosofía, lo divertida que es y, por supuesto, ella, sin pelos en la lengua, siempre en contra de las normas establecidas.

Red Riding

Se puede ver en: Filmin. Temporadas: Tres episodios largos. País: Reino Unido.

Cine negro en estado puro, dice de ella Filmin, la plataforma que la atesora. «La mejor trilogía criminal británica», en palabras del crítico del Diario Vasco Lorenzo Mejino, autor del consagrado blog Series para gourmets. Red Riding, basada en best sellers de culto del inglés David Peace, se sumerge en varios y brutales asesinatos, ambientados entre 1974 y 1983 en la empobrecida región de West Yorkshire. Funciona como tres películas independientes, adaptadas por el reconocido guionista inglés Tony Grisoni (Southcliffe, El hombre que mató a Don Quijote), con protagonistas distintos que, sin embargo, siguen todas ellas el mismo arco argumental, la investigación de los homicidios. 

Lo mejor: Sus inesperados giros, lo oscuro de su trama, cómo remueve una sociedad podrida y lo conseguidas que están las historias -de hecho, algunas están basadas en casos reales-.