Ana, camionera al frente de una delegación de transportes en Compostela: «Ser mujer exige siempre demostrar más»

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

TEO

Ana de la Puente posa junto a uno de los camiones de la empresa en O Milladoiro. La responsable de la oficina santiaguesa de tráfico de Agustín Fuente e Hijos repara en las dificultades que plantea para las mujeres trabajar en un sector masculinizado, así como en el efecto de la pandemia, «que ha dejado a muchos al borde de la quiebra».
Ana de la Puente posa junto a uno de los camiones de la empresa en O Milladoiro. La responsable de la oficina santiaguesa de tráfico de Agustín Fuente e Hijos repara en las dificultades que plantea para las mujeres trabajar en un sector masculinizado, así como en el efecto de la pandemia, «que ha dejado a muchos al borde de la quiebra». Sandra Alonso

Tras 17 años al volante, la vecina de Teo es la única en su empresa que dirige el tráfico de mercancías de ámbito territorial sin ser un hombre

09 mar 2022 . Actualizado a las 09:28 h.

Lleva toda una vida en un mundo de hombres y asegura que no fue fácil prosperar en él. Ana de la Puente se puso al volante de un camión cuando rondaba la mayoría de edad. Empezó como transportista porque mantenía una relación con una persona que trabajaba en el sector y ella lo suplía como conductora para que él pudiese descansar. Durante 17 años, relata, se dedicó a cubrir rutas nacionales con su pareja, recorriendo una media de 250.000 kilómetros anuales. A finales de los 80, recuerda, «no había apenas mujeres y te ponían los mulles más difíciles y los peores trabajos». «Ser mujer exige siempre demostrar más, probar que vales tanto como cualquier hombre», afirma esta vecina de Montouto (Teo) nacida en Valladolid. Añade, además, que hace treinta años «no teníamos ni aseos ni duchas para mujeres y usábamos los masculinos cuando no estaban ocupándolos ellos. Los compañeros, por lo general, intentaban protegerte, como si fueras un ser inferior, desde la buena intención siempre. Y, personalmente, con los clientes yo tuve mucha suerte porque siempre confiaron en mí, desde el principio».

En el 2003, Ana pasó a formar parte de una grupo de transportes con central en Murcia, Agustín Fuentes e Hijos, y se convirtió en la única mujer en la empresa al frente de una delegación, dirigiendo el tráfico de mercancías en el ámbito territorial desde la oficina de Santiago ciudad. Se encarga de organizar los camiones, el trabajo con los clientes, los precios... «y a veces muchos dan por hecho que no conoces la carretera». Aunque ahora solo se sube a los camiones extraordinariamente, cuando surge alguna eventualidad, es quien sale al rescate de sus compañeros de ser necesario: «Si hay un apuro, y no tenemos a nadie que lo resuelva, lo hago yo».

Sandra Alonso

Dice Ana, a sus 52 años, que uno de los problemas para la igualdad actualmente en su sector es la equiparación salarial. «Hoy intentan pagar menos a las mujeres por el mismo trabajo», asegura, y «cuesta abrirte camino para llegar a los cargos directivos u organizativos. Sigue habiendo mucho que demostrar, aunque ya no esté una al volante». Sostiene que las mujeres que viajan solas, sin ir acompañadas de un hombre, «tienen que echarle muchos melones» y en el día a día «también ves que hay empresas que están a nombre del marido y lo lleva todo la mujer». Se considera «una afortunada» por las facilidades que ha tenido hasta ahora en su empresa para conciliar: «No es lo habitual. La maternidad es algo inviable para las conductoras. Lo normal es que si te quedas embarazada en los tres últimos meses te extingan el contrato».