La reapertura de la vieja Apolo crea otro punto conflictivo de la movida nocturna en Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Un vehículo de la Policía Local de Santiago, patrullando por el Ensanche
Un vehículo de la Policía Local de Santiago, patrullando por el Ensanche Sandra Alonso

El local, que ahora se denomina Vanitas, está en la calle Santiago del Estero

01 oct 2022 . Actualizado a las 17:41 h.

Dos eran los puntos conflictivos de la movida nocturna en Santiago: las calles Curros Enríquez y Alfredo Brañas. En ellas se encuentran las hasta ahora mayores discotecas de la ciudad, Ruta y La Facultad, pero este curso les ha salido una dura competencia con la reciente reapertura de un local mítico, el Apolo, rebautizado ahora como Vanitas, y que en la pasada madrugada dio muestras de que se va a convertir en otra zona complicada por la gran afluencia de jóvenes, para desgracia de los vecinos de Santiago del Estero, que hasta ahora habían vivido bastante ajenos a los trasiegos de las noches de copas.

El dispositivo especial de vigilancia que este año ha montado la Policía Local de Santiago para evitar que la movida nocturna se descontrole constató que la noche del jueves al viernes, la de mayor afluencia de jóvenes en los locales de ocio, hubo un importante trasvase de clientes desde Ruta y La Facultad hacia Vanitas, lo que también supuso que los problemas viajasen a esa calle del Ensanche compostelano en cuyo número 8 se ubica la discoteca que en la memoria colectiva compostelana siempre se llamará Apolo, que había permanecido cerrada años.

La noche fue movida, aunque no tanto como la del jueves de la última semana, que se saldó con nada menos que 71 sanciones. Esta vez han sido algo más de la mitad, 38, que siguen siendo muchas más de las que se imponían habitualmente. La razón es que el cuerpo de seguridad municipal ha dado una nueva vuelta de tuerca ampliando su presencia en las calles en las noches más complicadas, que son las de los jueves, viernes y sábados.

De esas 38 multas, nada menos que trece fueron por vociferar y cantar en la calle, una actitud incívica y que genera muchas molestias a los vecinos, ya que los ruidos que se producen en las zonas de copas impiden dormir a muchos de ellos.

Además, hubo diez sanciones por beber en la vía pública y otras tantas por orinar en la calle, otra de las conductas que más protestas generan por parte de los residentes del Ensanche, hartos de ver sus portales y garajes llenos de orines y malos olores. Finalmente, hubo otro joven multado por romper un vaso y las últimas cuatro multas corresponden a fiestas en pisos en las que se estaba superando el nivel permitido de ruido.