Cruzar Santiago a 30 kilómetros por hora lleva 15 minutos más por el centro que por el Periférico

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

El nuevo límite de velocidad hace aún más recomendable la SC-20

16 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca ha compensado, pero con el nuevo límite de velocidad a 30 kilómetros por hora en casi todo el centro de Santiago, la opción de atravesar la ciudad por el centro resulta mucho menos recomendable que por la SC-20. Por rapidez y por seguridad, ya que el Periférico permite recorrer de norte a sur todo el núcleo urbano en quince minutos menos que si se hace por vías interiores y el ahorro del trayecto no compensa, porque la circunvalación solo implica hacer 1,5 kilómetros más.

El trayecto escogido para establecer la comparación parte en ambos casos de la rotonda de acceso al polígono del Tambre. Desde allí, por la SC-20, el itinerario es tranquilo. Buena parte con límite de 80 kilómetros por hora a excepción del tramo en el que el Periférico coincide con la avenida de Lugo, en el que comienza un límite a 50 que se mantiene en el túnel del Hórreo y hasta pasar el otro radar que hay en esta zona, el de Conxo. A partir de ahí puede volverse a circular a 80 hasta llegar al puente de A Rocha, donde baja a 60, restricción que se mantiene hasta llegar a la rotonda de entrada a O Milladoiro (Ames), donde concluye el itinerario. En este tramo es muy frecuente que los vehículos se salten la limitación.

PACO RODRÍGUEZ

Este trayecto supone recorrer un total de 10,8 kilómetros que se hacen en diez minutos y quince segundos —el viaje se hizo el miércoles a las 10.37 horas—. La alternativa no compite en absoluto con este registro, ya que por el centro, pese a recorrer un kilómetro y medio de menos —9,3 en total—, en esa misma franja horaria fue necesario invertir nada menos que 25 minutos y dos segundos en cubrir los dos mismos puntos.

Y es que el recorrido por el centro de la ciudad está lleno de obstáculos en forma de tráfico denso, autobuses que paran cada poco tiempo en las paradas para recoger y dejar pasajeros, pasos de cebra, semáforos y no pocos puntos en los que los viandantes cruzan cuando y por donde quieren.

Además, casi todo el itinerario debe ahora hacerse cumpliendo con el nuevo límite de velocidad a 30 kilómetros por hora que ha entrado en vigor esta semana. Y aunque en muchos tramos no es posible superar ese tope porque el recorrido por la ciudad exige continuas paradas en semáforos y pasos de cebra, sí es cierto que hay algún tramo en el que el diseño de las vías y la densidad del tráfico permitirían ir algo más rápido y ahora está prohibido y el conductor se expone a multas que no son pequeñas.

No en vano, no son pocas las zonas en las que si se cumple estrictamente con el límite a 30 se recibe una respuesta un tanto hostil por parte del resto de conductores, que quieren circular más rápido pese a que esté prohibido. No es algo que ocurra únicamente en el itinerario que discurre por el centro de Santiago, ya que por la SC-20 sucede lo mismo. De hecho, son bastante los conductores que ni tan siquiera respetan la limitación a 80 kilómetros por hora y una abrumadora mayoría los que infringen la de 50 y no dudan en hacer adelantamientos peligrosos saltándose incluso la línea continua.

Tan solo en el tramo vigilado por radares fijos los conductores bajan el ritmo y levantan el pie del acelerador. Desde el túnel del Hórreo hasta pasado el paso inferior de Conxo es la única zona en la que el cumplimiento de los límites de velocidad es mayoritario y escrupuloso, buena prueba de que, al menos por el momento, sigue funcionando mejor el castigo que la pedagogía y el civismo.

De Virxe da Cerca a Romero Donallo, puntos críticos

El itinerario por el centro de Santiago no solo es mucho más lento que por la SC-20 y no compensa porque solo supone un ahorro en la distancia recorrida de 1,5 kilómetros, sino que también es más caro y por momentos desesperante. Y es que parar, arrancar, acelerar, frenar y volver a parar hace que el motor consuma más combustible que a una velocidad constante, pero también exige más atención y esfuerzo y mucha paciencia.

Hay puntos del recorrido que son especialmente lentos. Por ejemplo, los semáforos de la plaza de España —la del McDonald’s—, en los que es casi imposible no tener que permanecer detenido un buen rato. Lo mismo sucede en San Caetano, aunque a partir de este punto el tráfico suele ser más ágil e incluso hay que estar atentos para no superar el nuevo límite establecido en 30 kilómetros por hora.

Todo cambia al llegar a Virxe da Cerca. Esta calle, que es una de las que el Concello de Santiago ya había limitado a 30 mucho antes de que fuese obligatorio, está libre de vehículos en el momento en el que se hizo el trayecto, pero es uno de los puntos de tráfico más denso de la ciudad en las horas de entrada y salida de los colegios, ya que hay una gran cantidad de centros escolares a pie de vía.

Los semáforos de Fonte de Santo Antonio, en la plaza de Galicia, y de A Senra también exigen detenerse, para después encontrarse con tráfico bastante fluido hasta llegar a la rotonda del cruce con Romero Donallo, otro punto conflictivo y más aún si, como ocurre durante el trayecto, el conductor se encuentra con una manifestación. Y no es algo excepcional, porque rara es la semana sin protesta callejera en Compostela, algo que también hay que tener en cuenta si se va a transitar por el centro.