«Hay que volver a la prenda que te pones una y otra vez y la disfrutas»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Rocío García, presidenta de Acide, conciencia contra la moda efímera y la compra compulsiva

05 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Antiguos alumnos de la Universidade de Santiago que siguieron distintos caminos profesionales pero que se mantuvieron unidos por su preocupación por el medio ambiente y una filosofía de vida a favor de la economía sostenible crearon la Asociación de Cidadáns polo Desenvolvemento (Acide) que, presidida en la actualidad por Rocío García Carregal, lleva a cabo diferentes actividades desde un punto de vista multidisciplinar entre las que destacan algunas desarrolladas en contra de la comida basura y de la moda consumista, aspecto este último que centra el curso de verano que esta semana se imparte en el colegio mayor de Fonseca y al que se han apuntado 65 alumnos.

Acide colabora con el slow foot, un movimiento que surge en Italia y que en Santiago tiene una delegación auspiciada por los miembros de dicha asociación. «Hicimos un curso y vimos que había una demanda increíble y un interés muy grande por estas cuestiones, y trabajamos también en la creación de sinergias entre productores y consumidores locales». Se trata de una filosofía a favor de la economía sostenible relativamente conocida por la sociedad. No ocurre lo mismo con el slow fashion, que aplica esos mismos conceptos a la moda. De ahí que la entidad, dentro de sus actividades de divulgación, decidiese organizar el curso de verano Slow fashion, tradición artesana e innovación sostenible que, presidido por Rocío García y con el profesor Jorge Mira como secretario, se imparte esta semana para un nutrido grupo de alumnos de diferentes perfiles. «Vienen los que simplemente necesitan créditos; los que, ya que necesitan créditos, eligen nuestro curso; los que están interesados y sensibilizados por el tema y estudiantes de diseño que quieren conocer mejor esta tendencia».

El movimiento parte de una premisa muy clara: «Lo primero que queremos es abrir una reflexión sobre el consumo y concienciar en la necesidad de consumir lo que se precisa y no de una forma compulsiva. En el caso de la moda, obligarnos a hacernos la pregunta de que si una camiseta cuesta 4 euros es que hay alguien en el ciclo de producción que no está cobrando por su trabajo, y que si se emplean materiales naturales, además de ser mejores para la piel, evitamos los sintéticos que, en muchos casos, son derivados del petróleo o están contaminados. En Galicia, por ejemplo, existía una cultura de cultivo del lino que se estaba perdiendo, antes había la planta en todas las aldeas y si se reintroduce no solo estamos utilizando una fibra agradable a la piel sino también recuperando una parte de nuestra cultura».

El movimiento apuesta por recuperar la costumbre de nuestras madres y abuelas, que utilizaban prendas buenas y duraderas. «Contra el usar y tirar, hay que volver a la prenda que te pones una y otra vez y la disfrutas».

Eso no implica ir en contra de la moda o rechazar el estilismo. Todo lo contrario. «El ejemplo que puse ayer en el curso fue el de Cristóbal Balenciaga, una referencia en la moda atemporal y en los productos nobles». Pero sí en contra de una tendencia cada vez más extendida, la de la compra compulsiva. «Buscas una recompensa que no te llega nunca, y eso las marcas lo saben controlar muy bien. Antes había dos estaciones, ahora ya son cuatro, y cada quince días tienes que ver qué hay de nuevo». Y todo ello sin olvidar el mercado de segunda mano, muy extendido en otros países pero que en España todavía no cuaja «por nuestra mentalidad».

Rocío García Carregal. Estudió Ciencias Físicas en la USC y es la presidenta de la Asociación de Cidadáns polo Desenvolvemento, creada por antiguos alumnos de la Universidade de Santiago.

El curso. «Slow fashion, tradición artesana e innovación sostenible» se imparte en el colegio mayor de Fonseca.