«La Puerta Santa abrirá, pero esto no es un año santo compostelano»

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El deán compostelano, frente a la Puerta Santa que abrirá este año de forma extraordinaria.
El deán compostelano, frente a la Puerta Santa que abrirá este año de forma extraordinaria. XOÁN A. SOLER< / span>

El deán de la Catedral compostelana espera que en el plazo de dieciocho meses finalicen los trabajos en el Pórtico de la Gloria

29 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los Reyes Magos del 2013 le trajeron a Segundo Pérez López (Guitiriz, 1948) el regalo de su nombramiento como deán de la catedral de Santiago. Doctor por la Universidad Pontificia de Salamanca, catedrático de Antropología Teológica y exdirector del Instituto Teológico Compostelano, había llegado un año y medio antes desde Mondoñedo para hacerse cargo del archivo del templo. Eran momentos difíciles para una institución que zozobraba en la tormenta que había generado el robo del Códice Calixtino y la detención del exelectricista de la basílica, Manuel Fernández Castiñeiras, un hombre al que le ligaba una amistad directa con su antecesor como deán, José María Díaz. Pérez supo navegar con entereza y templanza en aquellas aguas turbulentas y bajo su presidencia el cabildo respira tranquilo tras dejar atrás aquellos tiempos de sobresaltos y agobios.

-Se podría decir que tras la tempestad ha llegado la calma.

-No hay mal que por bien no venga, el robo del Códice nos hizo tomar conciencia de que había que reforzar la seguridad. No obstante, eso de que en la catedral no había seguridad no es verdad. La había, porque de otro modo no se habría podido esclarecer aquel robo. Lo que pasa es que quizás había excesiva confianza en que en la catedral no hacía falta vigilar más porque todos eran de confianza.

-Aquello les mantuvo muy ocupados. Ahora podrán dedicarse en exclusiva a sus tareas, ¿no?

-Aquello siguió su proceso jurídico y a nosotros no nos ocupó. Tan solo en que tomamos conciencia de esa necesidad de mayor seguridad, que de hecho hoy ha aumentado mucho. A nosotros lo que nos ocupa es el arreglo del edificio, las obras, el buscar un espacio adecuado para la acogida a los peregrinos. Esta es una preocupación cultural pero también pastoral, porque la catedral tiene que dar respuesta al gran número de peregrinos que llegan aquí. Hay que atender a las personas, confesar, escuchar... Todo eso lleva su tiempo y es curiosamente lo que más aprecian precisamente los peregrinos, que se les acoja y se les escuche.

-¿Y cómo van las obras?

-El Pórtico de la Gloria quizás esté terminado en dieciocho meses. Las otras obras son muchísimas y no sé si para el 2021 estarán terminadas, porque estamos interviniendo un poco en todas partes. Tuvieron mucha suerte nuestros antecesores porque desde que se terminaron las obras en el siglo XVIII solo hubo intervenciones puntuales, pero un repaso así general como se le está dando ahora yo creo que nunca.

-Y buena falta hacía.

-Cualquiera que se dé una vuelta por la catedral verá que hay cubos porque incluso en las capillas hay goteras. Ahora, con motivo de la apertura extraordinaria de la Puerta Santa, se están limpiando las capillas de alrededor.

-Hablando de la Puerta Santa, finalmente han decidido abrirla. ¿Hubo debate?

-No, no hubo debate. Fue unánime. No podía ser de otra manera, porque la bula del papa era muy clara. La decisión no depende únicamente del cabildo, sino del arzobispo y él estuvo muy pendiente de las instrucciones que le dieran de Roma. Y si Roma ha dicho que abre sus puertas santas porque el papa lo pide...

-Si Roma abre, Santiago abre...

-No hay ninguna duda en eso. Ahora bien, la Puerta Santa abrirá pero, como explicó el arzobispo, esto no es un año santo compostelano, sino un jubileo extraordinario de la misericordia, muy acorde con el estilo de este papa, que ha querido convocar a toda la Iglesia y que se abran todas las puertas. Incluso el papa ha pedido que en todas las diócesis se abran puertas, que se facilite el ministerio de la confesión. Esta es una implicación para toda la Iglesia, lo que pasa es que la Puerta Santa de Santiago es la más significativa de toda la cristiandad.

-Por eso puede suscitar reparo abrirla si no es Xacobeo.

-Hubo dos ocasiones en la historia en las que se ha abierto sin ser año santo. Una fue creo que en 1885 o 1886, cuando se acabó el proceso de identificación de los restos del Apóstol Santiago y se hizo un año santo extraordinario para relanzar el culto a las reliquias. La otra fue en la Guerra Civil, porque el año 1937 fue Jacobeo y el arzobispo y el cabildo pidieron que, dado que estábamos en guerra, se prolongara un año más y se extendió a 1938. Por tanto, lo que vamos a vivir este año es un hecho histórico. También por la situación que el papa señala en que se encuentra la humanidad. Francisco dice que es más necesario que nunca una actitud de diálogo, de encuentro, de perdón, de misericordia.

-¿No cree que con Francisco el papado ha recuperado relevancia?

-Cada papa ha tenido su característica. Juan Pablo II ha sido el papa que llegó a todos los rincones del mundo mostrándonos el gozo de ser cristianos. Benedicto XVI es el papa sabio, que nos ha iluminado en cuestiones que a veces a los teólogos nos resultan difíciles. Y creo que Francisco ha suscitado una esperanza sobre todo en los alejados. Muchos me dicen, incluso en la confesión, que este papa les ha devuelto la esperanza y el sentido de pertenencia a la Iglesia. Gente que no practicaba y que sienten que el papa les ha llamado y que hay un camino de esperanza y de una humanidad nueva que él encarna porque es de una coherencia personal increíble. La gente no es tonta y ve en él a un señor que es coherente entre la mucha incoherencia que hay. A veces hay cosas que dice que no gustan incluso a determinados sectores de la Iglesia o de la sociedad y lo consideran progresista, pero yo creo que tiene más razón que un santo y que pone el dedo en la llaga.

«No hay mal que por bien no venga, el robo del Códice nos hizo mejorar la seguridad»

«Muchos me dicen que este papa les ha devuelto el sentido de pertenencia a la Iglesia»

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