La sangre no llega al río en Melide

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

MELIDE

NOGUEROL

El matadero avícola del polígono industrial de A Madanela abre sus puertas para aclarar que sus aguas residuales vierten a la red de saneamiento depuradas

18 ene 2020 . Actualizado a las 05:05 h.

Manuel Orosa abrió ayer las puertas del matadero avícola que, a finales del pasado mes de septiembre, adquirió en el polígono industrial de Melide para despejar toda duda acerca del sistema de depuración de la empresa, la ya extinta Poulet Royal. Sobre la firma, que ahora opera como Avigrao, pesa un expediente sancionador abierto por la Consellería de Medio Ambiente por vertidos que afectaron al río Furelos el pasado verano. Por aquel entonces, Orosa todavía no tenía vínculo alguno con el matadero, con una depuradora «que funciona como un reloj suizo; esa era mi mayor preocupación», afirmó el empresario en la visita que ayer por la tarde hicieron a las instalaciones en A Madanela el presidente de la Asociación de Troiteiros Río Furelos, Xavier Pazo, acompañado por Iván Bruzos y Jesús Pampín, secretario y tesorero, respectivamente, del colectivo comarcal de pescadores, desde el que realizan una seguimiento activo de la problemática de los vertidos industriales.

El gerente del matadero avícola se hizo acompañar de sendos técnicos especializados que explicaron, de manera detallada, el complejo funcionamiento de la depuradora con la que, desde febrero del año pasado, cuentan las instalaciones. Las aguas residuales se someten a un minucioso cribado para eliminar cualquier tipo de residuo sólido, para posteriormente aplicarle un doble sistema de depuración -químico y biológico-, tras el que se les realiza un muestreo y análisis diario para garantizar que llegan a la red de saneamiento depuradas con arreglo a los parámetros que exige la legislación vigente en la materia. De manera muy simplificada es lo que explicaron Tomás Fenollar, jefe de explotación de Sitra, la empresa encargada del mantenimiento y gestión de la depuradora, y Alejando Izquierdo, técnico de Uriker, el laboratorio medioambiental encargado del control diario de las aguas ya depuradas.

Ese es el procedimiento de depuración de Avigrao desde mediados de noviembre, que fue cuando «tuve pruebas de que nuestros vertidos cumplían con las exigencias de la normativa más estricta». Hasta entonces, «venían de cinco a seis cisternas a diario a retirar el agua», aseguró el gerente del matadero avícola. Reavivada en las ultimas semanas la problemática de los vertidos industriales, Manuel Orosa quiso sacudir cualquier sospecha al respecto acerca de su empresa indicando que «lo único que entra en la depuradora es el agua de la limpieza de suelos y de maquinaria, y la de la lluvia». Explicó que «en la depuradora no entran ni tripas, ni sangre, ni plumas». Los restos de la actividad del matadero «ni se mezclan, ni almacenan. Van por canales diferentes y a diario se transportan por separado para la industria productora de harinas avícolas».

El PSdeG traslada al Parlamento la problemática, cargando contra Ánxeles Vázquez

La problemática de los residuos industriales del melidense polígono de A Madanela siguió ayer su curso en el Parlamento gallego, donde la portavoz de Medio Ambiente del grupo socialista, Patricia Vilán, acusó a la titular de Medio Ambiente de la Xunta, Ánxeles Vázquez, de mostrar una «dobre face», toda vez que presentó recientemente una ley contra los residuos contaminantes, pero «mira para outro lado» cuando afectan a Melide, donde cuando ejerció el cargo de alcaldesa «expresamente se opuxo a controlar os vertidos». Patricia Vilán realizó esas declaraciones al hilo de presentar en la Cámara gallega una batería de iniciativas parlamentarias, encaminadas a que la conselleira explique por qué «mirou para outro lado» ante los vertidos contaminantes al río Furelos, tanto en su etapa de regidora como ahora como máxima responsable autonómica de Medio Ambiente.

Vilán insistió, así, en que Ánxeles Vázquez es «dobre coñecedora» de la problemática, indicando, al respecto, que como alcaldesa de Melide rechazó una moción que el grupo municipal del PSdeG presentó en 2005 con el propósito de poner fin a los vertidos, y como conselleira también hizo caso omiso de un informe emitido en 2018 por el Servizo de Conservación da Natureza, alertando del problema.