La carta

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

05 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Se puede decir más alto pero no más claro y, por desgracia, es un punto de encuentro de toda persona conocedora, desde una posición mínimamente objetiva y desideologizada, del anómalo funcionamiento de la gestión de los asuntos públicos de Compostela, asuntos que no son etéreos, abstractos, sino que afectan de lleno a la vida diaria de los ciudadanos. «A sensación que temos e a de que hai un parón, que non vén de agora. A cidade non avanza coa enerxía e rapidez que necesita. Non se afrontan os problemas estruturais, pero tampouco os inmediatos dos veciños». Lo dice en esta entrevista Carlos García Cumplido en nombre de los colectivos ciudadanos del Foro Cívico. El espectro de las disfunciones es tan amplio que en esta columna no cabe citar ni una mínima parte, pero por apuntar una cotidiana y sencilla del ámbito municipal, por obligada y rutinaria, citemos la demora de los pagos a los proveedores, que tan graves problemas causa a las empresas. Por citar otra, en el polo opuesto de la compleja planificación y gestión: el gravísimo problema de la falta de vivienda. Una ciudad que no es capaz de dar opciones al alcance de las personas que desean desarrollar sus vidas en ella está muerta. Y eso está pasando en Santiago. Que en los 9 primeros meses del 2024 (último dato disponible) en la capital solo se hayan vendido 14 viviendas nuevas, y que únicamente 5 del total de 596 que cambiaron de mano tuviesen algún tipo de protección pública, da idea de la dimensión del drama. Pero es que actualmente aún se están ejecutando proyectos residenciales planificados ¡hace casi 40 años! (véase Romero Donallo). Los problemas vienen de muy lejos y se requiere que todos pongamos de nuestra parte en lo que nos corresponde: la sociedad, empujando y haciendo oír su voz, nos faltan más «foros cívicos»; los funcionarios que gestionan la «cosa pública», poniéndose las pilas para que la maquinaria funcione; y los gobernantes ejerciendo, con el pragmatismo que sea necesario, su papel de motor para llevar a cabo iniciativas con el mayor grado de consenso social y político. Lea esta columna, sufrido convecino, como si se tratase de una carta a los Reyes Magos. ¿Ingenua y desesperanzada? Seguramente.