Guerra abierta en Santiago entre vecinos y peregrinos en la Rúa de San Pedro

Clara Arias / i. c. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

DANIELA YANES

Los cánticos de los romeros y los ciclistas que van en dirección contraria exasperan a los residentes

27 jul 2023 . Actualizado a las 10:14 h.

Los meses de julio y agosto se convierten en un dolor de cabeza constante para algunos vecinos de la Rúa de San Pedro, que se ven sobresaltados a primera hora de la mañana por cánticos de grupos de peregrinos en su camino a la Catedral.

«A diario hay un montón de gente que mientras pasan por aquí van gritando unos cánticos. Me parece muy guay que lo hagan, pero por el monte o en zonas rurales, no por la ciudad donde hay vecinos», expone María Varela, vecina de San Pedro. Tiene una hija pequeña y asegura que «a veces, mientras duerme, pasan los peregrinos cantando, y rezo para que no se despierte». Ya no es solo el ruido, como explica María: «Me tocan en la puerta o me cogen cosas del buzón. Respeto cero a los que vivimos aquí, parece que quieren que nos marchemos». Vecinos de María explican también que dan golpes en las puertas con bastones y palos que cogen del monte durante su travesía hasta llegar a Santiago.

Sin embargo, en uno de los locales que tienen terraza en la Praza 8 de Marzo, al final de la Rúa San Pedro, comentan que las canciones que los grupos de peregrinos entonan no suponen un problema para los clientes que acuden a desayunar a su cafetería, a pesar de la preocupación mostrada por otros hosteleros de la zona. Esto demostraría que los peregrinos que bajan la calle cantando o gritando suponen un problema para los residentes y no para los establecimientos.

Algunos vecinos denuncian también la peligrosidad de las bicicletas en una zona peatonal como es la Rúa de San Pedro: «Al principio de la calle está señalizado que ir hacia abajo es dirección prohibida y cuando se lo explicas a los peregrinos te dicen que tengas tú cuidado con ellos».

A diario pasan cientos de ciclistas con el riesgo de tener ellos un accidente colisionando contra los autobuses o coches, de caerse de la bicicleta por la velocidad que suelen llevar o de atropellar a algún peatón. «Ya sé que los padres tenemos que tener mil ojos, pero es que en una de estas puede que nos distraigamos un segundo y que tengamos un disgusto muy gordo por culpa de las bicicletas», añade María Varela. No solo supone un riesgo para menores, sino también para personas mayores que frecuentan esta calle o para mascotas de los vecinos.

«Teño visto ás autoridades chamarlle a atención a unha chica que traballaba aquí ao lado por ir en bicicleta e, noutra banda, pasar peregrinos a toda velocidade e que os policías miraran para outro lado como si non pasara nada», sostiene un vecino.

Muchos manifiestan su cansancio tras haber intentado poner solución a este conflicto: «Hemos hablado con la policía reiteradas veces, incluso con el ex alcalde Xosé Sánchez Bugallo. También hemos hablado con medios de comunicación para que se sepa lo que estamos pasando los vecinos de la Rúa San Pedro y aquí nadie hace nada, es frustrante». También han puesto carteles, denuncias en redes sociales y han hablado con el centro social Unitaria, sin éxito. Ven una única posible solución para que se les tenga en cuenta y se tomen medidas: «Podríamos salir todos los vecinos y trabajadores a la calle en masa a hacer una sentada pacífica para parar todo a ver si se dan cuenta de una vez de que esta situación es insostenible, porque es que si me pongo a pensar en otro tipo de soluciones sé que no le van a gustar a nadie», manifiesta, indignado por esta situación, un comerciante de la Rúa San Pedro.

DANIELA YANES

«He visto a tres peregrinos caerse de la bicicleta»

El piso de Joel Forján da hacia la Rúa de San Pedro y, además, trabaja en el restaurante DeLito. Subraya que «las bicicletas con un peligro para los residentes y para los peregrinos en sí, porque desde que yo vivo aquí he visto a tres peregrinos caerse de la bici». A pesar de que él entre a trabajar bien temprano, sabe que «a las 7 y 8 de la mañana los peregrinos hacen bastante ruido».

DANIELA YANES

«Lo de esta calle es una locura, bajan en bici gritando»

«Hubo una vez que vinieron peregrinos a comer aquí y armaron barullo, así que les tuvimos que decir que bajaran el volumen porque molestaban a los clientes», comenta Marco García, propietario del restaurante Gabar. Explica que en su local no han sufrido lo que relatan los vecinos, pero que sí que es consciente de la problemática: «Lo de esta calle es una locura, incluso bajan en bicicleta gritando».

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«Chámaslle a atención e aínda che contestan mal»

Ismael Ferreira trabaja en el restaurante O Dezaseis y además vive en uno de los edificios que da a la calle. Asegura que «sufro máis como veciño que como traballador», ya que el local no tiene terraza hacia San Pedro. Tiene una hija de año y medio y las bicicletas son algo que le preocupa: «Chámaslle a atención aos peregrinos que van en bicicleta e aínda che contestan mal e che fan peinetas».