En Penateixa

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

10 oct 2022 . Actualizado a las 13:18 h.

Una persona que no conozco, pero que sin duda es más o menos vecina mía, se indignaba en Facebook porque con motivo de la reciente presencia de la ministra de Educación en el área de Penateixa, cerca de Sigüeiro, no le permitieron pasar por el sendero del río. Aclaración: Penateixa limita con el Tambre. Una información de tan poco calibre da para reflexionar qué somos y qué queremos seguir siendo. Dejando aparte que la entrada a ese espacio era por invitación o bien adquiriendo un tique de comida (puesto que se dieron cita allí dos millares de militantes socialistas en un yantar de confraternidad), lo interesante del caso es que en este país cainita estaba en el lugar una ministra del Gobierno de España. Así que lo normal es que hubiera unas precauciones policiales mínimas, como no consentir que por allí entrara nadie bailando la macarena.

Precauciones muy discretas como se toman en todos los países desarrollados, mientras en los otros ya mandan los tanques por delante. Pero no hace falta ir tan lejos. Imagínense el despliegue policial no en Canadá o Estados Unidos, sino en Francia, Italia o en Gran Bretaña. Tampoco vale hablar de los nórdicos: desde el asesinato de Olof Palme nadie va al cine porque quiere, como hizo él y le costó la vida.

Pero incluso así la cosa entra en el terreno del surrealismo, ya que el protestante en cuestión entraba en cólera porque no se había avisado a la ciudadanía del corte de ese sendero de medio metro de ancho.

Creo que fue el intelectual Ángel Ganivet quien en el siglo XIX afirmó que los españoles serán felices cuando lleven en el bolsillo un carné que diga «este español puede hacer lo que le dé la gana». Y en esas seguimos, al parecer.