«Agora non se cargan as pedras, pero o xeito de traballar é o mesmo de antes»
SANTIAGO
Los canteros Gonzalo Núñez e Iván Pedreira ejercen un oficio tradicional para el que en la zona de Melide sobra trabajo y falta mano de obra
28 oct 2021 . Actualizado a las 22:33 h.Paciencia. Es una de las claves del trabajo de todo buen cantero. «Aquí moitos metros non se dan feito», comenta sobre el ritmo que lleva la obra Gonzalo Núñez, un vecino de Visantoña, en Santiso, que aprendió el oficio cuando era un mozo con Manuel Furelos, un cantero de la parroquia melidense de San Cosme. Eso cuenta mientras trabaja en la aldea de igual nombre que el primer apellido de su maestro. Allí, en Furelos, a los pies del Camino Francés, se puede ver, desde hace un par de semanas, a Gonzalo, levantando el muro de piedra que formará parte del conjunto de la fuente de San Xoán, un surtidor de mina al que a diario acuden a buscar agua para consumo buena parte de los vecinos de ese núcleo jacobeo, conocido por el puente medieval que cruza el río homónimo.
La puesta en valor del conjunto, promovida por el Concello de Melide con una inversión de 24.000 euros, es un ejemplo de la creciente demanda de los trabajos de cantería. Gonzalo es empleado de una empresa de construcción. Explica que, de unos años a esta parte, «traballamos máis de canteiros ca de albaneis», cuenta el hombre. La rehabilitación de viviendas tradicionales está en auge, y eso repercute en carga de trabajo para el antiguo oficio. «Antes recebábanse as casas, e agora pícanse as fachadas», explica, al respecto, este cantero de Santiso que incide en la idea de que como tal «hai traballo, hoxe é do que máis choio hai».
«Non quedamos moitos»
Gonzalo cree que por la zona de Melide «non quedan moitos canteiros», pero al menos él, que tiene 62 años, tiene relevo. Es su compañero de faena: Iván Pedreira, al que, con 34 años, aún le quedan unos cuantos por delante hasta la jubilación. Cuenta que aprendió el oficio de un cantero de Visantoña, Jesús López Carril. «Fun traballar para el, e gustoume», recuerda. Tenía 18 años. La profesión poco ha cambiado respecto a cómo se ejercía antiguamente. «Agora non se cargan as pedras, pero o xeito de traballar é o mesmo: escoda, paleta, e nada máis», apuntan. El muro que están levantado Gonzalo y Jesús en la fuente de San Xoán de Furelos es de piedra local. «Na zona da Golada e de Monterroso hai cantería, pero en Melide, a pedra que hai é esta», indica el primero. La construcción deja oculto un muro de hormigón que se levantó para contener el talud en el que se encuentra la fuente de mina, que figura en abeancos.gal, un catálogo digital en el que se documentan elementos singulares del patrimonio de la comarca de Melide. Según la ficha, la antigüedad de la fuente es indeterminada, pero, con toda seguridad, es anterior al siglo XX.
Así permanece en la memoria colectiva de los vecinos de Furelos, que, sin embargo, no pudieron atestiguar ni que las aguas de la fuente de San Xoán tengan propiedad curativa alguna, ni que exista en el folclore popular una leyenda asociada. La popularidad de la fuente es, sin embargo, indiscutible. No solo por el uso generalizado que los lugareños hacen de ella. También por el laurel real, existente encima de ella. Esta especie arbórea, se lee en la ficha de abeancos.gal, «soe ir en simbiose coas vellas fontes e mananciais de raizame popular», formado un conjunto, en el caso de la fuente de San Xoán, a los pies del Camino Francés, y al que, una vez concluidos los trabajos de puesta en valor, se incorporará el muro de piedra del país que levantan con paciencia de cantero Gonzalo e Iván.