El barrio de A Almáciga ya percibe el efecto disuasorio de los multamóviles

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Sandra Alonso

Los vehículos para el control del estacionamiento funcionan en pruebas

28 sep 2021 . Actualizado a las 23:02 h.

Todavía están en período de pruebas, pero el anuncio de la pronta actividad sancionadora de los multamóviles y el hecho de que ya se dejen ver por la calle está funcionando como medida disuasoria en algunas zonas. En A Almáciga ha sido evidente en los últimos días. Ya hay plazas libres para aparcar por las mañanas en las zonas reservadas para los residentes, algo imposible hasta ahora por la ocupación indebida de muchos de esos espacios dada su proximidad a la sede central de la Xunta y a la zona norte del casco viejo. Esa ubicación convierte al barrio en un ámbito de gran presión de demanda de aparcamiento foránea, lo que se ha traducido en numerosas quejas al Concello por su ocupación por conductores no habilitados para hacerlo.

Esas conductas son las que perseguirán los multamóviles, y de forma automática. Frente a la vigilancia personal que realizaban hasta ahora los agentes del control de aparcamiento de Tussa, los multamóviles permiten una inspección más ágil y automatizada, lo que ha puesto en alerta a usuarios irregulares habituales de esos espacios.

Aunque no empezarán a multar hasta octubre (el día fijo todavía no se ha anunciado), en Vite y Guadalupe también pareció percibirse el efecto de su anunciada presencia en los últimos días, aunque de forma mucho más comedida. Y es normal, porque aquí no se vive con igual intensidad la presión de A Almáciga. Aunque muy próximos también a la Xunta, estos barrios tienen una bolsa de aparcamiento muy amplia y habitualmente disponen de espacio libre por las mañanas en las zonas de residentes (incluso en las verdes que son de uso libre durante parte del día), sobre todo en las calles del entorno del centro de salud, del centro sociocultural y en Blanco Amor.

La menor capacidad de aparcamiento en la vía pública de A Almáciga y la alta ocupación que hasta ahora se veía a todas horas en sus calles hace que el efecto disuasorio de los multamóviles sea más evidente allí. En torno a las once de la mañana de ayer había como 25 plazas libres. Algo impensable hasta ahora, según vecinos del ámbito. Pero el viernes, la disponibilidad de espacio para los residentes a mediodía era mayor.

Precisamente, este barrio, junto con Guadalupe y Vite, será el objetivo principal del control de los multamóviles. Ninguna de las zonas de aparcamiento de residentes (una docena) que hay diseminadas por la ciudad se escapará al escrutinio de las cuatro cámaras que incorporan los dos vehículos de Tussa (la empresa municipal de transportes) adaptados para desplegar esa vigilancia. Pero en los de la zona norte la presión foránea es importante. También en Pontepedriña, aunque allí disponen de dos bolsas de aparcamiento disuasorio que ayudan a elevar el respeto por las plazas de residentes.

Los multamóviles solo actuarán en los espacios que gestiona Tussa, lo que limita su actividad únicamente a las zonas verdes de residentes y a la ORA. Además de a las plazas exprés (máximo 15 minutos de estancia). Pero la ORA no requerirá mucho su presencia. El estacionamiento en ese servicio ya está controlado personalmente por los agentes adscritos a él. Y la emisión de los tiques de estancia facilita esa labor.

Más difícil resulta la inspección en las plazas exprés, porque no tienen ningún mecanismo expreso para tasar el tiempo de uso (la ORA sí) ni censo de matrículas autorizadas, como en las zonas verdes. Pero el software de los multamóviles aporta soluciones diferenciadas para las tres modalidades de control que exigen cada una de esas zonas.