Comercio y hostelería cifran en el 60 % las pérdidas por la obra de Concheiros, en Santiago

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Algunos negocios aseguran que les fue mejor en el primer verano de pandemia

22 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Comerciantes y hosteleros de la rúa Concheiros recurren a calificativos como desesperados, agotados y hundidos para definir el estado de ánimo con el que llegan cada día a sus trabajos. «Echaron ayer (por el viernes) el hormigón en la calle, un gran avance», apunta Natalia Rodríguez, de la frutería O Camiño. Ni ella ni ningún comerciante, hostelero o vecino se cree el compromiso de que las obras terminarán en noviembre. «De septiembre pasaron a noviembre, pero si están en febrero del año que viene, bueno será», ironizan en el bar 1.000 metros, donde calculan unas pérdidas superiores al 50 %.

Las estimaciones de la merma económica en los negocios desde el inicio de las obras oscilan entre un 30 % en el caso de la óptica Camiño y más del 70 % en el bar A Tasquiña de San Pedro. «Fue mejor el año de la pandemia, pese a los meses de cierre total, que este 2021», apunta Cristián Rodríguez de A Tasquiña. Asegura que en el cruceiro, donde se localiza el local, «parece que estamos en un campo de batalla. Hace unas semanas nos dejaron sin acceso, y no puedes hacer nada. Cortan el agua sin avisar, y no pasa nada. Te dicen que va quedar bien. No sé cómo quedará, pero nos están arruinando».

 

Sandra Alonso

Patricia Díaz, de loterías El Duende Azul, tiene claro que «la obra está siendo peor que la pandemia. Vendí un 40 % menos de lotería de Navidad, porque la gente no pasa por aquí. Evita caminar por una calle llena de huecos y embarrada. Los peregrinos nacionales son los que compran, y los desviaron por la calle de arriba». Teresa Junquera, del estanco Concheiros, dice estar agotada. «Las ventas cayeron un 50 %. Fue mejor el año de pandemia, quién lo iba a decir». Cree que «con el personal adecuado, la obra estaría terminada. Les veo trabajar. Levantan, meten un tubo y tapan. Al rato, vuelven a repetir la operación. Están pasando el rato. No hay organización», opina Junquera.

Hasta en la farmacia Arroyo perciben la caída en las ventas. «No sabría decir un porcentaje, pero en el día a día se ve que entra menos gente. Las personas mayores no vienen, porque les da miedo caer en la calle. Hubo muchas caídas, porque los pasos no están bien», señala Marta, de la farmacia. «Iban a venir más obreros estos días, y ayer (por el viernes) se veía más gente, porque estaban con el hormigón. Pero hoy ya no hay nadie». Sara, del albergue Santos, lamenta el poco ritmo «en la ejecución de las obras. Es imposible que terminen en plazo, porque hay muy poca gente trabajando». En Concheiros hay otro albergue, pero sus propietarios optaron por mantenerlo cerrado ante el escaso movimiento. Un comercio de artículos de peluquería optó por modificar su horario, y solo abre de lunes a viernes por las mañanas. Son varios los establecimientos de la zona que cerraron en agosto, pese a que lo habitual es abrir.

«Os veciños coñecen as novidades da obra pola prensa»

La presidenta de la Asociación de Veciños de A Xuntanza, Montse Vilar, asegura que, al margen del resultado final de la remodelación de Concheiros, «que pode gustar máis menos, o problema é a forma de execución. A falla total de información e transparencia. Os veciños enteáranse das novidades pola prensa». Considera que «con cinco obreiros é imposible cumprir prazos. E cando o concelleiro di que haberá máis, non sei de que fala. O venres había oito. Case o dobre, pero oito». Vilar insiste en que «o prazo está vencido, e os problemas que retrasaron a obra non son solo por culpa da empresa. Non houbo traballo previo». Se pregunta la presidenta «como é posible que o Concello non soubera que baixo a terraza do bar Rey e os edificios próximos non había nada. Como é posible que non souberan da existencia dun depósito de gas e infravivendas no subsótano da rúa. Un traballador o viu cando estaba coa pala e parou a ver que non había nada abaixo». La zona que afecta a varios edificios, incluida la terraza del bar Rey, se excluyó ahora del proyecto a la espera de una resolución. «Apuntalarán os edificios, e iso quedará sen arranxar».