091

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

16 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La centralización de la atención telefónica o su sustitución por tecnología en un servicio público no es admisible si conlleva un deterioro de la respuesta, como suele ocurrir. Guiado por una voz robótica, con paciencia usted puede llegar al «marque seis» cuando trata de establecer comunicación, por ejemplo, con la concesionaria de un suministro para solucionar cualquier incidencia. Mucha paciencia y cabreo añadido al causado por la contingencia.

Incomprensible porque ataca la esencia de cualquier servicio público de emergencia, y grave porque pone en riesgo la vida de las personas, es el pésimo funcionamiento del servicio telefónico de la Policía Nacional, el popular 091. Su reciente centralización en la Jefatura Superior de A Coruña está poniendo en serios aprietos a los ciudadanos que requieren una respuesta rápida y eficaz cuando se encuentran en un apuro de auxilio policial. Los dos casos conocidos -a saber cuántos desconocidos- en Santiago en los últimos días, con una llamada que acabó en una centralita de Madrid y otra que no obtuvo respuesta, ambas desde establecimientos del casco histórico que estaban siendo asaltados, demuestran que hay límites que no se deben sobrepasar. No parece razonable argumentar, para justificar este cambio de momento fallido en el 091, que los policías tienen que estar en la calle. Difícilmente podrán actuar si no saben dónde y por qué, al perderse las llamadas o ser informados sin precisión por desconocimiento de la ciudad, o llegarán tarde si la respuesta centralizada se demora. En la comisaría compostelana, como en las de toda Galicia, hay muchas plazas sin cubrir. ¿No es esencial el 091?