Abril en Santiago

Miguel Paz Cabo HISTORIADOR

SANTIAGO

17 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Y la banda municipal salió en mangas de camisa entonando la Marsellesa y el Himno de Riego. El 14 de abril de 1931, Santiago se sumaba en paz a las celebraciones por la proclamación de la II República Española y se adentraba en el primer período democrático de la historia del país.

Los músicos estuvieron acompañados por una nutrida manifestación que fue incorporando ciudadanía y voluntades. Correos izó la bandera tricolor. En la Universidad los estudiantes hicieron caer al suelo el retrato de Alfonso XIII. Desde allí la manifestación se dirigió, junto al nuevo alcalde, Raimundo López Pol, al Ayuntamiento, donde por primera vez se veía la bandera gallega unida a la nueva insignia nacional. Fueron días frenéticos en los que se vivieron los primeros intentos de frenar el régimen naciente. Guardias municipales que escapaban con documentación bajo el uniforme, nombramientos de gestoras monárquicas en los ayuntamientos rurales de la comarca, etcétera.

La II República fue el proceso más esperanzador vivido en la España del s. XX. El único con unas elecciones convocadas como constituyentes, las de junio de 1931, y con plena libertad de participación. No olvidemos que en 1977 el partido de Manuel Azaña no pudo presentarse a las elecciones.

Se trata de un período que sigue levantando pasiones y voces en platós de televisión, donde los usos políticos de la historia se imponen sobre las investigaciones más rigurosas. No sucede así en la historiografía, donde salvo excepciones revisionistas, y pese a las diferencias lógicas y sanas, existen múltiples puntos de encuentro. Quizás las televisiones deberían hacer como el entrenador Jürgen Klopp con el coronavirus, y dejar hablar a quienes han estudiado e investigado en profundidad dicho período.

Noventa años después, los escasos restos materiales de aquel período que aún perviven en las calles de nuestra ciudad siguen en la oscuridad y sin protección oficial. Es, quizás, el mejor ejemplo del olvido impuesto a una etapa cuyas luces y sombras brillan con la misma intensidad que las de las democracias europeas del período de entreguerras, igualmente aplastadas por golpes de Estado de corte fascista.