La vuelta al cole

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña DE BUENA TINTA

SANTIAGO

30 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Salimos de la desescalada en junio con las manos escocidas de tanto aplaudir y de tanto gel hidroalcohólico. Salimos con ganas de reencontrarnos con la mirada cálida de la madre y de charlar con ese vecino que siempre nos había parecido un pelma pero al que llegamos a echar de menos. Salimos con necesidad de sol y de luz, y de abrazarnos a esa naturaleza a la que habíamos dejado sola en una primavera perdida. Y fue tierno ver de nuevo a los niños en los columpios y oír sus risas a la orilla del mar. Recuperamos las terrazas, las confidencias de amigos y los cotilleos de oficina entre quintos de cerveza y pinchos de tortilla. Sacamos la botella de armario y nos emborrachamos de nuevo en público, recordamos que bailar pegados es bailar, comprobamos que había música fuera de los balcones, que el pobre alargaba de nuevo en la esquina su mano pedigüeña, que Messi volvía para irse y que el Dépor... en fin, el Dépor... Algunos se atrevieron a coger el avión y se dejaron acariciar por los rayos del solete canario y otros pusieron rumbo a las playas cuadriculadas de Sanxenxo. Hicimos ruido en las calles, ligamos en las discotecas, nos echamos de nuevo al Camino, nos dijeron que votásemos y votamos, nos pusimos morenos, unos engordamos, otros adelgazaron, algunos se enamoraron, otros se divorciaron y hasta hubo quienes, puestos a recuperar todas las viejas costumbres, se fueron a los toros. Y con tanta fiesta nos olvidamos de que llegaba septiembre y empezaba el curso. Así que quedamos en el bar para discutirlo y votar si lo retrasamos, nos ponemos en huelga o lo suspendemos.